El delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín Aguirre, ha provocado una ola de indignación y rechazo entre las víctimas del terrorismo y la sociedad española al afirmar que “Bildu ha contribuido a salvar miles de vidas de ciudadanos. Bildu ha hecho más que todos esos patriotas de pulsera”. Estas declaraciones suponen un insulto y una humillación a las más de 800 personas asesinadas por la banda terrorista ETA, a sus familias y a los miles de heridos y amenazados que sufrieron su violencia durante décadas.
Bildu es un partido político que nació en 2011 como una coalición de formaciones abertzales de izquierda radical, entre las que se encontraba Batasuna, el brazo político de ETA. Su coordinador general, Arnaldo Otegui, fue condenado por pertenencia a banda armada y por el secuestro del empresario Luis Abaitua. Su portavoz en el Congreso, Mertxe Aizpurúa, fue inhabilitada por el Tribunal Supremo por integración en ETA. Ambos han mostrado en numerosas ocasiones su apoyo y complicidad con los terroristas, sin condenar sus crímenes ni pedir perdón a las víctimas.
¿Cómo puede el delegado del Gobierno alabar la labor de un partido que representa a los verdugos y no a las víctimas? ¿Cómo puede ignorar el dolor y el sufrimiento de tantas personas que perdieron a sus seres queridos o que vieron truncadas sus vidas por culpa de ETA? ¿Cómo puede equiparar la defensa de la democracia y la libertad con el apoyo al terrorismo y la violación de los derechos humanos?
Es una vergüenza que el Gobierno de España se apoye en Bildu para sacar adelante sus leyes y presupuestos, mientras se niega a investigar los más de 300 casos de asesinatos de ETA que siguen sin resolver. Es una vergüenza que el Gobierno de España hable de memoria histórica y de reparación a las víctimas del franquismo, mientras abre heridas a las víctimas de ETA y les niega la verdad, la justicia y la dignidad. Es una vergüenza que el Gobierno de España se llame progresista y democrático, mientras pacta con los herederos políticos de ETA y les da voz y voto en las instituciones.
Las palabras del delegado del Gobierno son una muestra más del desprecio y la traición del Gobierno hacia las víctimas del terrorismo y hacia toda la sociedad española. No podemos tolerar este tipo de declaraciones que ofenden nuestra memoria y nuestra conciencia. No podemos permitir que se blanquee la historia y se legitime a los que han sembrado el terror y la muerte en nuestro país. No podemos olvidar ni perdonar a los que nos han hecho tanto daño.
Las víctimas de ETA merecen todo nuestro respeto y reconocimiento. Su testimonio es un ejemplo de dignidad y valentía. Su lucha es una lección de democracia y libertad. Su memoria es un compromiso con la paz y la convivencia.