A lo largo de la historia, la humanidad ha renacido muchas veces de sus propias cenizas, y los partidos, como microcosmos de las sociedades humanas, también pueden renacer de sus propias cenizas. Por eso, los liberales tenemos que avanzar hacia un segundo renacimiento, concentrándonos en cambiar las cosas tanto desde el interior como desde el exterior, con el objetivo final de conseguir una segunda transición.
La segunda transición española partiría de un segundo renacimiento de los liberales. El primer renacimiento de los liberales ocurrió en 2014, cuando un valiente grupo formó lo que sería
“Movimiento Ciudadanos”, que fortaleció ideológica y socialmente a Ciudadanos. Este Segundo Renacimiento se debe basar en la creación de un manifiesto similar al “Movimiento Ciudadanos”, que tenga como objetivo atraer talento externo e interno hacia el partido liberal. La metodología ya está inventada: es necesario congregar a una serie de intelectuales y personas de la calle que apoyen este manifiesto y generar una recogida de firmas que siente las bases para la consolidación de este proyecto liberal. La creación de este Segundo Renacimiento dará fuerza a la opción partidista liberal.
Pero me pregunto, ¿qué contenido debe tener este Segundo Renacimiento?
En primer lugar, la conjunción del Social Liberalismo. El “Corpus” ideológico del social liberalismo está recogido, originalmente, en el libro “New Liberalism” del sociólogo y político liberal Leonard Trelawni Hobsouse, escrito a principios del siglo XX. Trelawni Hobsouse propugnaba en su libro un principio básico: que la sociedad se mueve gracias al individuo y éste, a su vez, gracias a la sociedad. El Estado tiene la obligación de asegurar la libertad individual para que pueda desarrollarse libremente. En este sentido, los problemas sociales lastran la libertad individual y el Estado tiene la obligación de solucionar estos problemas para que el individuo pueda desarrollarse libremente. Es decir, Hobsouse relacionaba la garantía de los derechos sociales como una manera de asegurar el libre derecho individual para el desarrollo personal.
Por otra parte, Hobsouse define la democracia como la quintaesencia del sistema liberal, siendo necesario dotar de mecanismos de participación ciudadana a esa democracia para potenciar la libertad individual.
En segundo lugar, el Postnacionalismo. El objetivo debe ser la superación del Nacionalismo disgregador de España, denunciado por el filósofo Ortega y Gasset en su libro “España Invertebrada”. El Nacionalismo disgregador y absolutista de Puigdemont y tantos otros solo busca separar a familias y amigos, dividiendo comunidades que antes eran unidas. El concepto de comunidad imaginada, propuesto por Benedict Anderson, habla sobre cómo la nación se construye como una entidad social. Sin embargo, ¿qué sucede cuando se deconstruye esa entidad social? Pues, lo que estamos viendo en Cataluña o la región vasca, que es la división de familias, amistades y vecinos. La construcción de la comunidad imaginada catalana parte de la idea de la desconstrucción de la comunidad imaginada española, haciendo que un hermano tenga que usar el pasaporte para bajar a Sevilla a ver a su otro hermano, es decir, la división de los núcleos familiares debido a la desconstrucción de la comunidad imaginaria española. Esto nos haría menos libres porque no podríamos circular libremente por donde quisiéramos.
En tercer lugar, no se puede avanzar hacia una segunda transición sin una segunda modernización. Otro de los pilares de este nuevo liberalismo es el eco liberalismo, que tiene como objetivo la innovación y la búsqueda de la eficiencia sin caer en la propaganda pseudambientalista. De nada sirve que la administración compre 100 coches eléctricos para la policía si no hay una infraestructura de gasolineras eléctricas. Primero deben establecerse esas
infraestructuras y luego adquirir los coches de policía eléctricos. El ecologismo no debe basarse en propaganda, sino en innovación tecnológica para reducir las emisiones de gases y hacer nuestro entorno más sostenible, ya que de nada sirven unas reformas políticas si no cuidamos nuestros hogares.
El cuarto punto de este Segundo Renacimiento es la igualdad de oportunidades, con la equidad y la sociedad del mérito. Estos términos son la búsqueda de que cualquier ciudadano tenga las mismas oportunidades en base a elementos correctores de estado, con una distribución equitativa de los recursos que sea apropiada para los chavales según su origen. Al mismo tiempo, para conseguir avance, se debe exigir el esfuerzo de todos.
Y el quinto punto, los espacios e ideología. Desde mi punto de vista, se tiene que trabajar en un espacio que ha sido abandonado: el centrismo con contenido ideológico llamado liberalismo, con sus diversas familias. Este espacio debe abordar una disyuntiva antioligárquica y antielitista, y ser un centrismo que utilice tanto las reflexiones intelectuales como el sentimiento del corazón. Es decir, debe ser un espacio basado en el equilibrio entre la razón y la emoción. La suma de ambas visiones generará un espacio centrista potente que sea verdaderamente liberal.
El Partido Liberal fue desarticulado por la mala decisión de sus líderes y por motivos ajenos a los mismos afiliados. Es hora de que los afiliados se empoderen de verdad y lideren este Segundo Renacimiento.
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