En 2011 se aprobó una medida que implementaba un veto electoral a las nuevas formaciones políticas, lo cual impedía la renovación de los viejos partidos. Esta reforma de la ley electoral fue conocida como la reforma de los avales, aunque yo la llamo la reforma de los vetos electorales, ya que limita la competencia entre las nuevas fuerzas políticas y las fuerzas políticas establecidas, y consolida las posiciones de poder de los partidos tradicionales frente a nuevas opciones que introducen ideas frescas provenientes de la sociedad civil.
Este veto electoral es la máxima expresión de la consolidación de una oligarquía que controla los dos partidos tradicionales y teme a la libre competencia y a la entrada de nuevos actores que puedan romper sus hegemonías políticas.
Sin embargo, el Estado, la sociedad y la democracia no son un territorio privado para estas viejas élites oligárquicas. La democracia, el Estado y la sociedad son tres elementos al servicio de los ciudadanos individuales.
Los nuevos partidos de la nueva política se opusieron a este veto en un principio, pero hoy en día veo a personas de esos nuevos partidos de la nueva política aplaudiendo el veto. Argumentan que de esta manera “no habrá miles de papeletas en los colegios con diferentes opciones”. Me pregunto entonces, si alguien que se considera liberal sostiene esta posición, ¿realmente es liberal?
La democracia y la libertad implican la capacidad de elegir entre diferentes opciones en un marco de libre competencia. Esta competencia genera reflexiones y pensamientos innovadores, ya que existe una lucha por ofrecer las mejores soluciones. Cuantos más partidos haya, más competencia habrá, y los ciudadanos tendrán una mayor capacidad soberana para elegir libremente la opción que más les convenga. Eso es libertad y es lo que un liberal debería defender: la libre competencia y la libre elección del pueblo para determinar su destino. Como dijo Adolfo Suárez: “El futuro no está escrito, solo el pueblo puede escribirlo”.
Por lo tanto, permitamos que el pueblo escriba su propio destino y llegará el momento de abolir este veto electoral.