Xavier Trias, el candidato de Junts per Trias, ha demostrado una vez más su falta de respeto por la democracia y por los ciudadanos de Barcelona. Tras perder la alcaldía en favor de Jaume Collboni, el socialista que ha logrado el apoyo de BComú y PP, Trias ha soltado una frase que resume su actitud: “Si no soy alcalde, que os den a todos”.
Trias se ha retratado como un soberbio, un egocéntrico y un mal perdedor. No le importa el bienestar de la ciudad, ni el futuro del país, ni el proyecto colectivo que dice defender. Solo le importa él mismo y su sillón. Incluso, se hicieron las risas en la sala Lluís Companys del Ayuntamiento de Barcelona, donde los periodistas seguíamos con detenimiento el acto.
Trias lleva demasiado tiempo viviendo de la política. Empezó en 1991, cuando entró a trabajar en el Departamento de Sanidad de la Generalitat. Desde entonces, ha ocupado diversos cargos públicos: consejero de Sanidad, consejero de la Presidencia, portavoz del Grupo Parlamentario Catalán en el Congreso, diputado en las Cortes Generales, diputado en el Parlament de Catalunya y alcalde de Barcelona.
Su trayectoria política no es precisamente un ejemplo de coherencia, ni de eficacia, ni de transparencia. Ha cambiado varias veces de partido: primero fue de CDC, luego del PDeCAT y ahora de Junts. Ha sido investigado por presunta corrupción y por tener cuentas en Suiza. Ha dejado una herencia nefasta en la ciudad: más suciedad, más inseguridad, más desigualdad, más turismofobia.
Trias no merece ser alcalde de Barcelona. No merece representar a una ciudad abierta, diversa, innovadora y solidaria. No merece el respeto de los barceloneses que han votado libremente por otras opciones. No merece seguir viviendo de la política.
Trias debería hacer un ejercicio de autocrítica y reconocer su fracaso. Debería felicitar al nuevo alcalde. Debería pedir disculpas por su desafortunada frase y por su gestión desastrosa. Debería retirarse dignamente y dejar paso a nuevas generaciones.
Trias es el ejemplo perfecto de lo que no debe ser un político. Un político que no sabe perder con elegancia, ni gobernar con humildad, ni servir con honestidad. Trias es un político que solo sabe decir: “Si no soy alcalde, que os den a todos”.