La transición del Club Nintendo a My Nintendo, como se puede ver las recompensas, es más dulce de lo que muchos pensamos. A finales de 2015, cuando la firma japonesa cerró el servicio para siempre, muchos se llevaron las manos a la cabeza. Así, este sistema que premiaba la fidelidad del usuario con diferentes regalos se despidió tras varios años de servicio. Y, a la vista de los acontecimientos, la situación actual es muy parecida a la de antaño.
Para empezar, My Nintendo sigue ofreciendo recompensas que, como sucedía con Club Nintendo, tentaban a los jugadores y les daban la oportunidad de acceder a contenido exclusivo de sus licencias favoritas. Estos, por ejemplo, podrían ser el caso de los posavasos de Animal Crossing o de la toalla veraniega de Nintendo Switch Sports. Sin embargo, estos casos concretos, y muchos otros que también podríamos nombrar, son una pequeña muestra de un fallo que la Gran N sigue repitiendo: la distinción de artículos por regiones.
La transición dulce de un servicio a otro
Comencemos con una pequeña clase de historia. Tal y como os contamos en el artículo despedida del Club Nintendo, este servicio nos acompañó desde finales de los 80. Dividido en tres regiones (Japón, Norteamérica y Europa), a los fans de todo el mundo siempre les llamó la atención la prioridad de la Gran N por su país de origen. Japón, a diferencia de otros territorios, contaba con recompensas del Club Nintendo más variadas y de mejor calidad. Y esto, a la larga, provocó que la firma buscase una solución que contentase a sus jugadores
Bajo este pretexto nació My Nintendo, sucesor del servicio de membresía de la compañía que nos acompañó durante varias décadas. Aparte de buscar paliar lo que hemos mencionado, My Nintendo también tenía la intención de unificar las nuevas formas de juego en un solo servicio. Así, además de las sonadas recompensas, que podrían conseguirse a través de Puntos de Platino y Puntos de Oro, los jugadores podrían añadir amigos, utilizar el servicio en la nube y unir bajo un mismo paraguas sus juegos para consolas y móvil.
Poco a poco, Nintendo llevó de la mano a sus usuarios y fue introduciéndoles en las ventajas de My Nintendo. Hablando siempre de «transición dulce», la corporación llevó a cabo una maniobra fantástica con la que, de forma progresiva, dejaron atrás al antiguo servicio para centrarse de lleno en el nuevo. Y, como último acto de agradecimiento, lanzaron una moneda conmemorativa con la que despidieron al Club Nintendo. Y esto, sumado a otros objetos que ofrecieron a lo largo de la vida del servicio, fue el punto y final a una relación de décadas que terminó de la mejor manera posible.
De Club Nintendo a My Nintendo: mismas recompensas, mismos problemas
Una de las ventajas más importantes de My Nintendo son las recompensas del servicio. Gracias a comprar videojuegos, artículos de la compañía, responder encuestas o, simple y llanamente, cumplir años, Nintendo nos premia con Puntos de Oro o de Platino. Y estos, una vez alcancen cierta cantidad, pueden canjearse por productos exclusivos de My Nintendo. Sin embargo, aunque esta es una de las posibilidades más llamativas del servicio, la Gran N ha vuelto a caer en el mismo error que antaño.
El aspecto más criticado de las recompensas del Club Nintendo fue, sin duda, la distinción entre regiones. Con la llegada de My Nintendo y las promesas de internacionalizar el servicio, muchos usuarios creyeron que se acabarían con estas complejas barreras. No obstante, casos como el de la popular bolsa de Kirby (catálogo australiano y americano), los pines de Triangle Strategy (catálogo europeo) o los llaveros de Nintendo 64 (catálogo japonés) demuestran que la Gran N sigue errando en un aspecto crucial.
En resumidas cuentas, la diferencia entre las recompensas del Club Nintendo y las de My Nintendo no son tan grandes como muchos piensan. Sin embargo, sí se echa de menos la variedad de los antiguos objetos del servicio. Así, mientras que hoy podemos disfrutar de pines, bolsas y calendarios, antes era más común ver mantas de personajes, bandas sonoras de tus títulos favoritos o lámparas de personajes muy queridos. Y hoy, por desgracia para los nostálgicos, es más común ver un patrón común que, además, implica la llegada de artículos menos atractivos para los seguidores.