Tras la condena por pedofilia del religioso del centro Joaquim Calvet, el Departamento de Educación se enfrenta a una segunda acusación de inacción ante un caso de presunta pedofilia en el mismo centro educativo. El informe de la inspección lleva meses finalizado y ha sido reclamado varias veces por el Síndic de Greuges, pero se sigue ocultando.
Dos familias denunciaron en 2017 al religioso, a quien la dirección del colegio permitía y sigue permitiendo el acceso libre al centro educativo. Los progenitores acudieron a denunciar la situación ante el director del colegio para que actuara y diera parte a las autoridades, pero no lo hizo y solo trasladó temporalmente al religioso a otro colegio de la misma congregación para evitar la denuncia en Mossos de esas dos familias y las de otras menores del mismo curso.
Tras el suicidio de una menor llamada Kira, se descubrió que el religioso había vuelto al centro. Ante el encubrimiento y la falta de respuesta de la congregación, los familiares de Kira comenzaron a investigar y documentaron que el director no había seguido el protocolo de maltrato vigente de 2016. En las declaraciones que el director hizo al medio digital “El Taquígrafo”, justificaba no haber actuado al considerar la foto con el teléfono de contacto del religioso como un “obsequio”. Además, también se documentó que esta denuncia habría coincidido con tres casos de ladillas en pestañas de menores de un curso inferior, y que el colegio las calificó de “piojos diferentes”.
Las familias de los menores afectados alertaron al director, pero este denunció a las familias ante la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA) y ocultó la existencia de la otra denuncia contra el religioso para evitar que el centro fuera investigado.
¿Qué te ha parecido este artículo?
¿Has visto un error de redacción o tienes alguna sugerencia?
