PREGUNTA.- ¿Cómo resumirías el trabajo de Cs en Lérida?
RESPUESTA.- Ha sido un trabajo muy intenso, sobre todo después de la pandemia, ya que cómo sabes la pandemia también ocasionó un periodo de estancamiento también en la política. Y desde que recuperamos el grupo municipal de Lleida, hemos estado trabajando de forma incansable desde las calles, hemos trasladado nuestro despacho a las calles, escuchando a los vecinos y hemos palpado la realidad de las necesidades después de la pandemia, y queremos traducir todas las demandas de los ciudadanos en propuestas.
P.- ¿Qué habéis propuesto en materia de seguridad y civismo?
R.- Son de los aspectos más importantes y es muy preocupante todo lo relacionado con los comportamientos cívicos de las personas que no saben vivir en sociedad, y a raíz de detectar muchos robos y ocupaciones, así como hablar con los ciudadanos, hemos llevado al consistorio una serie de propuestas y en especial dos de ellas que son de relevancia. Una para modificar la ordenanza de civismo y convivencia, que modifica la sanción administrativa por una sanción educativa -trabajos sociales y comunitario-, es decir, ‘quien la hace la paga’. Y en cuanto a seguridad, hemos pedido que haya una colaboración y coordinación con todos los cuerpos de seguridad -Mossos, Guardia Urbana, Guardia Civil y Policía Nacional- para poder intervenir en sus respectivas funciones.
P-. Y en cuanto al centro histórico, ¿qué ha ocurrido y qué está ocurriendo?
R.- Tenemos un problema con el centro histórico de Lleida porque ha sido abandonado por el gobierno municipal. El centro histórico se ha ido deteriorando -desde que gobernaban los socialistas-. El centro histórico es el centro, el corazón de la ciudad y hay que recuperarlo porque el nivel de degradación llega a un punto en el que nadie quiere vivir en él, nadie quiere abrir un negocio, no se construyen nuevas viviendas. Se ha convertido en un lugar inseguro, donde la delincuencia campa a sus anchas, donde se ejerce la prostitución, donde se trafica con sustancias prohibidas y donde hay venta ambulante de cosas robadas. Se ha convertido en un auténtico mercado de todas las ilegalidades de este abanico y pone en peligro a las personas y familias y degrada un espacio que debería ser importante para la ciudad.
P.- Y en cuanto a la gestión del actual gobierno municipal, ¿cómo lo valora?
R.- Yo no lo llamaría gestión, lo llamaría desgobierno. Llevamos tres años con un absoluto desgobierno en la ciudad. Digo desgobierno porque cuando antepones la ideología o los intereses personales a los de la ciudadanía, las cosas no funcionan. Tenemos un gobierno -ahora bipartito aunque el principio fue tripartito con los comunes-, actualmente en minoría, por lo que siempre que tienen que aprobar algo necesitan apoyo -que lo tiene, o bien de los comunes o de los socialistas-, y es un absoluto desgobierno porque no saben gobernar. Para estar en política tienes que saber gestionar, y gobernar una ciudad significa que tienes que saber anteponer a la ciudadanía.
P.- De cara a las próximas elecciones municipales en mayo, ¿qué tenéis pensado hasta el momento?
R.- Tenemos muchas propuestas, pero lo que queremos es cambiar Lleida, materializar ese cambio, y hacer partícipes a los ciudadanos. La Lleidamorfosis, que es nuestra idea de cambio, Lleida despertar, quiere salir de la oscuridad, y los ciudadanos nos lo demandan cada día en las calles y nuestra línea de trabajo tanto en el ayuntamiento como en la diputación es así. Dar un cambio de 360º a la ciudad
P.- Y a nivel autonómico, el discurso de Aragonès hace unos días, dejó bastante clara la intención de exigir al Gobierno de España un referéndum de independencia, ¿cree que finalmente se celebrará?
R.- Absolutamente no. No se puede celebrar una cosa que es ‘contraley’. Abría primero, no cambiar solo nuestra Constitución, sino también muchas leyes. Esto está totalmente prohibido, y por supuesto el tono rupturista y separatista de Aragonès, no sé si no han tenido suficiente con el 2017, el fiasco que fue, y ahora solo quieren mantener a sus votantes ilusionados en una quimera que es absolutamente imposible. No puede existir un referéndum cuando solo quieres hacer una consulta a una pequeña parte de los ciudadanos, solo a una parte, a una parte de los catalanes. El referéndum es inviable.