Reflexiones sueltas sobre la situación actual de Ciudadanos
He escrito y reescrito esta columna varias veces y no he logrado hilvanarla de una manera lógica. Por ello, presento a continuación algunas reflexiones sueltas sobre la situación actual de ciudadanos, que no pretenden sentar cátedra. Incluso, lo hago a modo de “terapia”, para digerir los acontecimientos de los últimos días.
La decisión de no presentarnos: Creo que se tomó de manera precipitada y las personas que la tomaron venían de recibir el mayor golpe electoral de sus vidas. Es muy humano sentir desánimo y buscar oxígeno. No me gustó que se filtrase a los medios y, una vez más, perdimos la batalla del relato (sólo hay que leer las portadas de los periódicos al día siguiente, celebrando nuestra desaparición).
La legitimidad: Decisiones de este calado requieren una gran dosis de legitimidad. Legitimidad ante la opinión pública, ante los afiliados y ante los simpatizantes. Veo a personas que han tenido buenos resultados en las municipales apoyando la decisión de no ir a las generales y eso tiene mucho valor para mí. También veo a personas que no han movido un dedo en la campaña o que han caído estrepitosamente en sus feudos echando la culpa de todo a la Refundación y a la Directiva y eso no me gusta.
Las corrientes: Remar juntos los distintos. Ese debería ser nuestro lema. A mi me gusta que haya opiniones diferentes. Si de mi dependiera, las grandes decisiones del partido las tomaría en formato cónclave: se encierran los cargos directivos del partido, nuestros cargos públicos y un grupo de expertos invitados y no se les deja salir hasta que no se pongan de acuerdo.
Los concejales: Es justo que el partido se vuelque con ellos. Han sido muy valientes y han logrado resultados en unas condiciones muy adversas. Supongo que habrá de todo, pero oye, la meritocracia también es dejarse guiar por el que obtiene los mejores resultados.
Los campos minados: Ni Olona, ni corriente interna en el PP: No, gracias.
La ira: “Hay peleas a navaja en las favelas de Sao Paulo más limpias que los enfrentamientos entre compañeros de Ciudadanos”. Esto me dijo alguien en Twitter y ojalá lo tengamos siempre en cuenta.
El espacio: Sociológicamente hablando, puede haber 5 millones de españoles que votarían a un partido liberal y reformista. Más o menos, la mitad de ellos se queda siempre en casa. La otra mitad, busca opciones y oscila entre PP y PSOE. Me niego a creer que España se conforma con el turnismo entre PP y PSOE, apoyado cada uno en su ala populista más extrema.
¿Y si nos presentamos? No tengo muy claro si todavía estamos a tiempo por temas administrativos. Se aprovecharían los debates, los espacios mediáticos, la campaña de los bebés, no requiere una gran inversión, no sería difícil armar las listas… Incluso, por una vez, podríamos ser un poco astutos y construir un relato que nos reconecte con parte del electorado (“No nos íbamos a presentar, pero no queremos dar esa alegría a Abascal, Feijoó, Sánchez y Yolanda”). Como titulaba la columna: Entre el negro de salir a por la Presidencia del Gobierno y el blanco de no presentarnos, seguro que hay una amplia gama de grises… No dejemos de construir juntos.