Cómo diferenciarse de PP, PSOE, Podemos y Vox
Dice el primer documento de la Refundación sobre la libertad:
Defendemos las libertades civiles cercenadas por la pandemia y puestas en cuestión por los discursos “de emergencia”, sea sanitaria, climática o cualquier otra. No vamos a consentir más recortes de libertades desde la arbitrariedad.
Protegemos la esfera individual y la autonomía de las personas frente al constante adoctrinamiento de administraciones y empresas. Decimos no a las políticas de la identidad y a la política neurótica: “lo personal es político” es un lema totalitario.
Creemos que el Estado no está para legislar sobre opiniones ni sobre memoria. Eso corresponde a cada uno.
Como indicaba ayer, se pueden escribir tratados sobre qué es la libertad, cómo la entiende el liberalismo, cómo la puede interpretar un partido liberal en 2022 y cómo se puede aplicar en España hoy en día. Por mi parte, en líneas generales, me satisface la definición de este principio y que, además, sea el primero de la lista.
Me gusta que se haga mención a la arbitrariedad. Una de las grandes responsabilidades en política es, con datos en la mano y con buenos argumentos, gestionar las libertades en momentos de crisis. Mientras, que rija la definición que me enseño Silvia, líder de jóvenes de Andalucía: que la libertad de mi puño acabe donde este choque con tu nariz.
Me gusta también que se hable de adoctrinamiento desde administraciones (no sólo los estados) y empresas (gran acierto, en estos tiempos de incertidumbre y servidumbre digital). Se hila, además, con lo identitario y la esfera personal. En todos estos temas, PP, PSOE, Podemos y Vox, a por uvas. Punto para lo que será el nuevo Ciudadanos.
Por último, que las opiniones y la memoria sean sagradas. No sé por qué, pero me recuerda a la buena gestión en temas de “memoria histórica” que hizo Ciudadanos en Castilla y León, de forma impecable, respetuosa y digna de una región europea del siglo XXI.
Como decía, me parece suficiente como base para hacer política hoy en España, de manera diferente a los otros partidos. Seguro que algunos querían una definición más radical o más sesuda. Más amplia o con más referencias a un estado mínimo. Más de Milei o más de algún otro político mediático de turno. Por mí, está muy bien y creo que, para la España de 2022, sirve.
Incluso, revisando documentos de ALDE, veo que no se da tantas vueltas y se resume la libertad como principio en algo parecido a esto: “Estamos comprometidos con la libertad de cada individuo para tener elecciones democráticas, la libertad de expresar opiniones políticas y la libertad de privacidad frente a los gobiernos y las corporaciones”.
Curioso que en los argumentarios del PP, la libertad no aparezca. En la Agenda España de Vox, se reduce a la libertad de expresión (“amenazada por un totalitarismo global promocionado por las grandes fortunas”) y a la libertad educativa (“se debe acabar con el adoctrinamiento ideológico en las aulas”). El PSOE, en la ponencia de su último congreso comienza diciendo que “la persona es libre cuando se sacude todo tipo de dominación, como las ocasionadas por el capitalismo” y Podemos se enfoca en la libertad en internet, la sexual y para morir dignamente.
Vamos, que de todas las propuestas ideológicas y programáticas del arco parlamentario de España, me quedo, sin duda, con la del proceso de refundación.
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