Meritocracia en los partidos políticos

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La meritocracia en política y en la sociedad es algo complejo y muere en gran medida debido a la supercompetitividad mal entendida y a las llamadas “zancadillas”.  En la antigua Roma, la dinastía Antonina se basaba en el principio de la meritocracia para elegir a los emperadores, como señala el filósofo político Michael Sandel, quien destaca que “en la medida en que los ciudadanos son iguales ante la ley, el principio de la meritocracia exige que las oportunidades de vida sean también iguales”.

En la política, desafortunadamente, ocurre lo mismo. Personas con gran talento, creatividad y capacidad para generar nuevas ideas son apartadas por aquellos que tienen más títulos, pero no necesariamente más capacidad. Como dijo el filósofo liberal John Stuart Mill, “la igualdad de oportunidades para todos los individuos es una de las más preciosas condiciones para el desarrollo de su individualidad”. La creatividad, la meritocracia y el valor añadido no se basan en los títulos, sino en la capacidad de crear nuevas situaciones y transmitir cambios transformadores. Es importante, como señala el filósofo liberal  John Stuart Mill  que “La experiencia no siempre es una guía confiable en la toma de decisiones. A menudo, la innovación y la creatividad son más valiosas que la experiencia.”

El sindrome de procusto, basado en la idea de que aquellos que destacan deben ser eliminados para evitar que superen a otros, destruye el talento interno de los partidos políticos y vacía de creatividad y energía a las formaciones. Esto es un problema de las viejas estructuras partidistas del PP y PSOE. Como señala el filósofo liberal Adam Smith, “la riqueza de las naciones depende de la capacidad de sus ciudadanos para innovar y crear”. Por lo tanto, es fundamental romper la rueda del bipartidismo para acabar con estas prácticas y permitir que los más meritocráticos lleguen al poder ejecutivo.

Es necesario que los mejores y más valientes den un paso al frente para formar un ejército que rompa la rueda del bipartidismo y transforme este país. Como señala el filósofo político John Rawls, “las instituciones sociales y políticas de una sociedad son justas si permiten a sus miembros avanzar en términos de libertad, oportunidades y bienestar, independientemente de la posición inicial que ocupen”. En las organizaciones políticas debemos recuperar la tradición romana de los Antoninos, para que los más meritocráticos puedan tener acceso al poder ejecutivo. Como dijo el filósofo liberal Karl Popper, “la sociedad abierta y sus enemigos” son aquellos que defienden un sistema cerrado de poder en el que solo los elegidos tienen acceso al gobierno.

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Historiador y geógrafo con una amplia experiencia en el análisis de temas de actualidad internacional y nacional. Ha participado en varias tertulias online, como 'Estado de Alarma' y 'F98', en las que ha aportado su visión crítica y objetiva sobre los temas más relevantes de la actualidad.

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