El alquiler es un gran problema que afecta tanto a nuestra juventud como a aquellos que no son tan jóvenes en España. En los últimos años, el precio de la vivienda ha aumentado considerablemente y el acceso a un alquiler digno se ha vuelto cada vez más difícil. Esto se debe a una mala planificación de las políticas públicas de vivienda, así como al fenómeno de la ocupación, que lleva a los propietarios a no poner en oferta sus viviendas.
Hemos sido testigos de cómo estos problemas han ido en aumento en ciudades como Madrid y Barcelona, gobernadas tanto por la derecha como por la izquierda. Esto demuestra claramente que no se puede resolver este problema optando por soluciones de un solo lado, ya que esto genera más problemas e inconvenientes. Se han generado una serie de contradicciones que demuestran que es imposible gestionar el tema de la vivienda desde una perspectiva ideológica.
La solución radica en buscar un equilibrio a través de una ley de vivienda de alquiler que proteja los derechos e intereses tanto de los inquilinos como de los propietarios, evitando abusos por parte de ambas partes y aprovechándose de lagunas legales para ocupar viviendas o llevar a cabo abusos por parte de algunos propietarios. Una ley que promueva el equilibrio entre propietarios e inquilinos facilitaría la disminución del temor a la ocupación y alquilar, lo que a su vez aumentaría la disponibilidad de viviendas y reduciría los precios de manera significativa.
Sin embargo, el Estado también debe desempeñar su papel en la creación de un parque de vivienda pública de calidad y socialmente accesible en términos de alquiler. Esto debe ser una obligación para poder construir políticas que faciliten la reducción de los precios del alquiler. Por otro lado, también se debe trabajar para garantizar que la vivienda también se pueda acceder en régimen de propiedad, facilitando el acceso a créditos y promoviendo una cultura de ahorro y esfuerzo. Además, se deben generar mecanismos públicos que permitan a aquellos que no tienen acceso a las dos opciones anteriores, ya sea por falta de acceso a créditos o por incapacidad de ahorrar debido a circunstancias diversas, poder optar por la venta de viviendas públicas por parte del Estado.
Ningún ciudadano debería quedarse sin hogar, pero también se debe respetar y fomentar la propiedad privada. Es necesario brindar soluciones habitacionales en forma de alquiler para todos aquellos que están comenzando una nueva vida, porque no hay una base más sólida para construir una vida que tener un techo.
Como dijo el filósofo y escritor Albert Camus: “El mal de nuestro tiempo consiste en que se ha vuelto fácil actuar en nombre de la justicia, mientras que se es incapaz de vivir de manera justa”. Esta cita nos recuerda la importancia de no solo buscar soluciones justas, sino también de vivir de manera justa en nuestras acciones y decisiones en relación con el problema de la vivienda en España.