Los tentáculos de Putin se extienden hasta Cataluña. Un informe reciente del Departamento de Estado de Estados Unidos ha destapado una trama de desinformación e injerencia rusa en el proceso independentista catalán, con el objetivo de debilitar la democracia española y abrir una puerta a la influencia rusa en Europa Occidental.
Según el informe, Rusia utilizó una red de cuentas falsas en redes sociales, bots y medios de comunicación afines para difundir propaganda a favor del ‘Procés‘. Esta campaña de desinformación buscaba crear un clima de tensión y polarización en Cataluña, alimentando el separatismo y erosionando la confianza en las instituciones españolas.
El objetivo final era claro: desestabilizar España, un país miembro clave de la OTAN y la Unión Europea. Una Cataluña independiente habría supuesto un debilitamiento considerable de España, y una victoria para Putin en su tablero geopolítico. De hecho, un ex diplomático ruso, Nikolái Sadovkikov, ofreció ayuda económica y militar a los separatistas catalanes. Su objetivo: fomentar el caos y la violencia en la región.
La búsqueda de un “salvavidas político” por parte de los líderes independentistas lleva a Josep Lluís Alay, jefe de la oficina de Puigdemont, a viajar a Rusia en 2019. Informes de inteligencia europea revelan contactos entre la plataforma Tsunami Democràtic y funcionarios rusos, con el objetivo de generar disturbios tras la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes secesionistas.
Tres días después del asalto al aeropuerto de Barcelona, Sergei Sumin, coronel del Servicio de Protección Federal de Rusia, y Artyom Lukyanov, hijo de un asesor de Putin, volaron a Barcelona. Estos dos miembros relacionados directamente con la alta esfera de Putin, son partícipes de los esfuerzos para apoyar e los separatistas en el este de Ucrania
Todas estas informaciones han sido avaladas por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (OCCRP) y han llegado a las instituciones europeas. El Parlamento Europeo ha solicitado en dos ocasiones una investigación sobre los contactos entre funcionarios rusos de inteligencia y representantes secesionistas catalanes.
Durante 40 años, distintos gobiernos independentistas en Cataluña han flirteado con el ultranacionalismo, mientras se autodenominaban europeístas.