Un beso no mata a nadie

Lightyear, una simple película Disney, que ha tenido mucho revuelo, siendo criticada porque incluía un beso lésbico, que según los “haters” podrían volver LGTB a los niños, o, cualquier persona que viese esa película.

Un beso no vuelve a la persona LGTB, las personas LGTB, nacen siendo parte de este colectivo, no se “reeduca” como se dice con esta película. Un beso entre dos mujeres, dos hombres, dos no binarios, es un beso al igual que lo es un beso de una pareja heterosexual.

Las críticas no solo recaían sobre la misma película, sino que también sobre el colectivo LGTB, ya que se ha llegado a comentar que, si este colectivo y esas personas que pertenecen al colectivo no existiesen, eso no ocurría.

Realmente, esto es un problema de educación e inclusión hacia este colectivo; si desde pequeños se educaran a los niños en una sociedad inclusiva, y, que “hay de todo en la viña del señor”, estos comentarios se los ahorrarían la gran mayoría de homófobos.

¿Por qué el colectivo es tan criticado en esta sociedad?

Si esta pregunta nos la hiciésemos todo el mundo, diríamos lo mismo, es un problema de aceptación y educación durante nuestro proceso de crecimiento. No hay que pensar mucho para saber que si en una familia, no se discriminase a la gente cómo “mariquita”, “bujarra”, “maricón” y un largo etcétera de comentarios, se evitarían muchísimas agresiones y comentarios de este tipo.

Hoy en día, en pleno siglo XXI. Se sigue creyendo que ser homosexual, transexual, pansexual, intersexual… es una enfermedad. Es una pena, que a pesar de estar científicamente comprobado que no, se sigan creyendo estas sandeces.

Hablamos de salud mental, cuando nos interesa, ¿pero hemos llegado a pensar lo que realmente sufren estas personas día a día?, y la respuesta es más que evidente, ¡no! Estas personas están sometidas a comentarios que les hacen daño, y que poco a poco, van acabando con ellas, hasta que se suicidan, o, son asesinadas por degenerados. Las personas LGTB, están arruinadas psicológicamente, y, un ejemplo claro, es el miedo a salir solos a la calle.

“España es uno de los países donde la tasa de discriminación LGTB es más baja”, esto es lo que dicen los privilegiados, los que tienen un cuerpo de seguridad todo el día detrás. Seguro que una persona de clase baja, de raza negra y homosexual, no dice lo mismo. Es más, para ser más exactos no se acercarían ni a la mitad de lo que dicen, seguramente dirían que tienen miedo de salir a la calle porque puede ser víctimas, de un ciudadano de clase media, blanco y heterosexual, que por lo que parece son los únicos que para algunos partidos políticos están bien vistos.

Hasta hace no tanto, las personas LGTB, podían ser condenadas a muerte, o car el de por vida, por ser quien quieren ser, y, a pesar de la lucha, y saber de antemano, lo que se sufrió, siguen siendo discriminadas.

El tres de julio de dos mil veintiuno, es decir, hace un año y un mes. En España, sucedió uno de los mayores crímenes homófobos, el de Samuel, un chico joven, que fue asesinado y apalizado al grito de “maricón”.

Estamos hablando de un crimen que ha ocurrido, en el S.XXI, en “el país más LGTB friendly”. Aún así el Estado no toma medidas, y, después de un año, a pesar de tremendo crimen, una gran mayoría de españoles ha dejado en el olvido este suceso.

No es suficiente con todo lo que ya ha ocurrido, que hasta una película con un beso lésbico, puede llegar a provocar una incomodidad, a un par de descerebrados e infelices de la vida que lo único que saben hacer es daño y un no avance de esta sociedad.

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