Las manifestaciones pacíficas que se están celebrando frente a las sedes del PSOE en toda España son un signo de la preocupación que existe en la sociedad española por la amnistía que Pedro Sánchez ha prometido a los responsables del golpe de Estado de Cataluña de 2017.
Esta amnistía sería un grave atentado contra la democracia española. Supondría la impunidad para quienes intentaron romper la unidad de España y la Constitución. Además, se estaría reconociendo que los jueces españoles aplicaron mal las leyes condenando y juzgando a personas “inocentes”, cuando son golpistas que no quieren democracia, cuyo único lema es “Ho tornarem a fer!” (“¡lo volveremos a hacer!”, en castellano).
Es importante señalar que estas manifestaciones son pacíficas. Los manifestantes están ejerciendo su derecho a la libertad de expresión y a la manifestación, que son derechos fundamentales en cualquier democracia, de hecho, así lo dice el artículo 21 de nuestra Carta Magna.
Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa.
Art. 21 de la Constitución
La amnistía a los golpistas independentistas es una propuesta peligrosa que debe ser rechazada por todos los demócratas. Esta amnistía supondría un paso atrás en el camino hacia la unidad de España y la consolidación de la democracia.
Los ciudadanos tienen derecho a expresar sus opiniones y a protestar contra las políticas que consideran injustas. En este caso, las manifestaciones contra la amnistía son legítimas porque se basan en una preocupación real y justificada. La amnistía a los golpistas independentistas sería un grave atentado contra la democracia española.
Los actos violentos, por el contrario, no son legítimos en ningún caso. La violencia nunca es la solución a los problemas políticos. En este caso, los actos violentos que se han producido en algunas de las manifestaciones contra la amnistía son similares a los que cometen los CDR en Cataluña. Estos actos son un peligro para la democracia porque atentan contra el orden público y la seguridad de los ciudadanos.
Según Sánchez, las movilizaciones en las sedes del PSOE es atentar contra la democracia, sin embargo, conceder una amnistía a personas que cometieron un golpe de Estado, y que han sido condenadas por malversación y sedición, salvo Puigdemont, ya que huyó en el maletero de un coche, asaltar los órganos y las instituciones del Estado, como el Constitucional, el Tribunal de Cuentas, RTVE, el CIS, el INE y la Fiscalía o cerrar el Congreso de los Diputados, como está ocurriendo actualmente a la espera de que los muñidores del Partido Socialista –o Sanchista, mejor dicho–, cierren el acuerdo con Junts, o insultar a los jueces y a los medios de comunicación, eso es democracia plena.
Sánchez solo tiene un único propósito: llegar y mantenerse en Moncloa, porque no solo es cuestión de conseguir la investidura, también mantenerse, como ocurrió en la pasada legislatura, ya que necesitará aprobar leyes y sacar presupuestos.