Vender un país

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Los presupuestos 2023 están ya aquí y nuevamente el partido del gobierno cede ante el chantaje de los nacionalistas para poder sacarlos adelante. No es la primera vez y por supuesto no será la última mientras el bipartidismo siga en el poder.

Históricamente PP y PSOE se han apoyado en CIU y PNV para poder sacar sus presupuestos anuales. Por supuesto siempre a cambio de beneficios para unos pocos, dejando de lado al resto de la población española.

Pongamos como ejemplo el “Pacto del Majestic”, allá por el 96, donde José María Aznar se comprometió con Jordi Pujol (sí, ese que está acusado de delito fiscal, tráfico de influencias, cohecho, blanqueo de capitales y falsedad documental y que nunca entrará en prisión por la lentitud de la justicia en determinados casos…) a darle más competencias a Cataluña en materia de justicia, sanidad, educación, empleo, puertos, política lingüística (les suena esto ¿verdad?) y más financiación autonómica. 28 años después ya vemos las consecuencias de aquellos tejemanejes.

En el bando rojo no se quedan cortos tampoco a la hora de pactos con los nacionalistas. Tanto Felipe González como Zapatero tuvieron que pactar con PNV, CIU o ERC para poder sacar adelante sus mandatos. González llegó a ofrecer al partido de Pujol que entrara en el gobierno y al PNV le brindó durante aquellos años apoyo total en el País Vasco para que pudieran seguir gobernando allí.

Todos nos acordamos de aquella frase que pronunció José Luis Rodríguez Zapatero en un mitin en el Palau Sant Jordi de Barcelona en el 2003: “Apoyaré la reforma del Estatuto de Cataluña que apruebe el Parlamento de Cataluña”, todos en pie aplaudiendo como si no hubiera un mañana y con un Maragall desatado y gritando “¡presidente, presidente!”. Y si, lo apoyó y después el TC lo tumbó por anticonstitucional. Pero sin duda fue un antes y un después en el proceso independentista catalán.

Después llegó Rajoy y claro, este no iba a ser menos que sus predecesores y le tocó pactar con los nacionalistas vascos. No porque este tuviera especial predilección con los vascos, fue simplemente porque con los catalanes no les daba los números. Qué más da unos que otros, pensaría el gallego, si total, me van a saquear lo mismo. Realmente a quién saqueaban era al resto de españoles, pero ¿quién piensa en eso cuando necesita aprobar unos presupuestos, verdad M.R.?

Estos, los independentistas vascos, para apoyar a Rajoy, le exigieron el decaimiento del 155 aplicado a Cataluña, a lo que Rajoy dijo que si, que por su puesto. En realidad esto no fue más que una cortina de humo del PNV, una cortina de queda bien, porque lo que por detrás le exigían a Rajoy, cómo no, era más dinero para su comunidad. Le pusieron el nombre de “La Agenda Vasca”, que sonaba mucho mejor que dame 600 millones para que me lo gaste yo solito en mi casa.

Y por fin llegamos a la era Sánchez. Uf, no sé si me van a quedar fuerzas para contar lo que viene después de lo escrito hasta ahora, pero vamos a intentarlo.

“Perdone, si le estoy diciendo que con Bildu no vamos a pactar. Si quiere se lo digo cinco veces o veinte durante la entrevista. Con Bildu no vamos a pactar. Se lo repito, con Bildu no vamos a pactar. Si quiere si lo repito otra vez”. Estas fueron las palabras del ahora presidente del gobierno Pedro Sánchez en una entrevista a la televisión navarra a un mes de las elecciones autonómicas y municipales del 2015. Claro que por entonces era Pedro Sánchez, Secretario General del PSOE y no el Presidente del Gobierno, Carmen Calvo dixit.

Desde aquellas palabras la realidad es que Sánchez ha pactado con Bildu día si, día también, hasta convertirlo en el socio preferente del gobierno de España. Sí sí, suena tan mal como lo leen. Bildu, el del etarra Otegi, es el socio preferente del Gobierno de España. Y para que esto sea posible son numerosas las concesiones que el Presidente del Gobierno ha hecho a los independentistas vascos, como el acercamiento de presos etarras al País Vasco o la nueva ley de Memoria Democrática, donde se castiga la exaltación del franquismo, pero se deja sin pena la exaltación del terrorismo etarra como los ongi etorri. Una humillación para las víctimas del terrorismo.

Todos tenemos claro que el objetivo final de Bildu para apoyar a Sánchez no es más que el apoyo de este a un referéndum separatista. Es más, Bildu nunca ha ocultado esta exigencia en las conversaciones entre los socialistas y los amigos de los etarras. Bildu necesita que se le coloque en el Gobierno Vasco en detrimento del PNV para así iniciar el proceso separatista y Sánchez ha accedido a esto a cambio de sus votos en el Congreso.

Pero aquí no queda la cosa. Ya les dije que esto iba a ser duro.

EL 1 de octubre de 2017 se celebra en Cataluña un referéndum ilegal por la independencia, auspiciado por el gobierno catalán y las asociaciones independentistas. Más tarde, el 10 de octubre, el por entonces presidente catalán Carles Puigdemont declaró la independencia de Cataluña de forma unilateral. Menos de un minuto después el propio Puigdemont la suspendió a todos los efectos. Finalmente, el viernes 27 de octubre, el Parlamento catalán volvió a aprobar de forma unilateral la independencia de Cataluña.

Todo esto fue el colofón de años de lo que se ha denominado el “procés” que finalmente acabó con la huida del país del presidente catalán y con 18 políticos y altos cargos del gobierno catalán procesados y condenados por delitos de sedición, malversación de caudales públicos y desobediencia a penas entre nueve a trece años en sentencia firme publicada en 14 de octubre de 2019.

Pero como venimos diciendo desde el principio de este artículo, el Gobierno de España necesita de los independentistas para seguir en el poder y estos no desaprovechan cualquier oportunidad para sacar ya no solo rédito político sino también personal. Así que Sánchez para asegurarse el apoyo de estos, el 22 de junio de 2019 anuncia el indulto a los presos separatistas que teniendo penas de hasta 13 años de prisión al día siguiente ya estaban en la calle.

Pero claro, los separatistas nunca se conforman y siempre piden más. Por eso, para aprobar los presupuestos de este año lo que le exigen al gobierno es la rebaja del delito de sedición, en vistas claro está, para cuando lo vuelvan a hacer. Que lo harán si el bipartidismo sigue en el poder. Y el gobierno acepta, claro y ya ha declarado el “compromiso firme” del ejecutivo a reformar este delito.

Y lo que nos queda por ver. Esto aún no ha acabado y Sánchez es capaz de cualquier cosa con tal de seguir en la Moncloa un poco más. Aparte de las concesiones a los separatistas, este año ha decidido echar el resto y llevarnos a la ruina aumentando un 8,5% las pensiones. Algo inasumible para un país como el nuestro donde el sistema se hace ya insostenible y estamos al borde de la quiebra. Pero esto ya lo abordaremos otro día si a bien tenéis.

PP y PSOE llevan vendiendo nuestro país al mejor postor desde hace décadas. Sueño con el día en que los nacionalistas no sean necesarios para gobernar el país y que los que nos gobiernan miren al futuro sin vender nuestro presente.

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