Sobre Principios y Valores, o carecer de ellos

Comenzar

Esta semana conocíamos la decisión del ex vicepresidente de la Junta de Andalucía de incorporarse al equipo de los conservadores, en una especie de consejo asesor. Cuando pasa algo así se genera una especie de tormenta mediática, tormenta que nunca se centra en lo importante sino en lo que puede ser utilizado como arma de destrucción masiva. Lo importante no es tanto que uno cambie de chaqueta, lo importante es que lo hace por carecer de principios. Lo importante es que tanto el que ofrece como el que recibe están destruyendo el trabajo de miles de ciudadanos que creen firmemente en la regeneración, en la lealtad, en la transparencia y en el respeto a las bases, a los votantes. Lo importante es que están convirtiendo nuestra sociedad en una sociedad sin valores, sin principios.

Seguramente, muchos de los que estáis leyendo estas líneas estáis tan hartos como yo de esos pocos que carecen de valores y principios. Y digo pocos porque lo son. Aunque a determinada prensa amante del bipartidismo le guste magnificar algunos hechos y esconder otros.

Es evidente que nadie puede negar que cada individuo es libre de tomar decisiones, y que, salvo que esas decisiones conlleven actos ilícitos, son legítimas. Eso sí, que sean legítimas no significa que sean correctas ni que otros debamos considerarlas así.

Porque, frente a la legitimidad de la libertad de tomar una decisión vital, se encuentra, al menos en mi opinión, los valores que uno dice haber venido representando. Se encuentra el respeto a los que llevaron a esos individuos a ostentar la posición que ocupan hoy, porque no llegaron solos, por méritos propios. Llegaron gracias a miles de horas de trabajo de personas más o menos anónimas que luchan por unos principios para tener una sociedad con valores.

No podemos quedarnos sólo en aquello tan repetido de “la política corrompe”. Debemos empezar a creer que la política no corrompe, vienen corrompidos de casa

No me sirve que se crean con derecho a no dar explicaciones, no me sirve que años después descubran que se encuentran en un partido liberal y nieguen lo que han venido defendiendo, no me sirven las mentiras, ni las excusas. No me sirven.

Cuando uno se incorpora a un proyecto, ya sea político o de cualquier otra índole, no sólo se debe a uno mismo sino al grupo humano que conforma el proyecto. A esos que, con orgullo, llamamos compañeros. Cedemos parte de nuestra libertad individual a favor de la colectiva, del grupo. Cuando uno accede a un cargo institucional no lo es por obra y gracia del espíritu santo, lo es porque detrás hay un inmenso trabajo de muchas personas que lo están dando todo por el proyecto.

Es a esas bases, a las que se le debe el máximo respeto.  Sin ellas, sin esos miles de personas que se desfondan en una campaña electoral, que regalan su tiempo a un proyecto para construir una España mejor, nada sería posible.

Los principios y valores son, deberían ser, fundamentales en la vida de una persona, en la sociedad en general. Y en política aún más. Si uno pretende construir una sociedad mejor, más digna, más libre debe empezar por dar ejemplo. Premiar la corrupción, el transfuguismo, los ataques internos o externos, no nos va a llevar a buen puerto como sociedad

Y de ello somos responsables todos, tanto los que llevan a cabo actos sin principios como los que los tientan. Tan responsables los medios que no señalan al tránsfuga, sino que convierten el debate en un “Sálvame” político. Y responsable también la ciudadanía, que debe liberarse de las cadenas de los implantadores de pensamientos y empezar a rebelarse y condenar y castigar, con los votos, a los que alientan, promueven y aceptan las malas conductas.

No podemos quedarnos sólo en aquello tan repetido de “la política corrompe”. Debemos empezar a creer que la política no corrompe, vienen corrompidos de casa.

Si queremos tener una sociedad más igualitaria, más justa, más humana, más libre, debemos, sin perder tiempo, rebelarnos y actuar para que la corrupción, el transfuguismo, la deslealtad no tengan premio, sino castigo.

¿Qué te ha parecido este artículo?

¡Gracias por tus feedbacks!

¿Has visto un error de redacción o tienes alguna sugerencia?

Los medios de comunicación independientes no se financia con partidos ni subvenciones, lo hacen sus lectores. Si crees en un periodismo libre e independiente, únete a Diario de España.

Deja una respuesta

Enable Notifications OK No thanks