La metamorfosis del partido socialista

"Sánchez vino a Extremadura con su habitual saco de promesas incumplidas".

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Este sábado el presidente del gobierno en funciones llegaba a Extremadura para dar un mitin e intentar convencer a los extremeños de que bajarían una nueva división en derechos para favorecer a los catalanes y por supuesto formar un gobierno “progresista” y así evitar que la peligrosísima ultraderecha alcance el poder. Y lo hacía en Mérida, el último reducto que le queda al PSOE de Extremadura. Se hundieron en Badajoz y Cáceres y en Plasencia el candidato popular revalidó su mayoría absoluta. El PSOE hace bastantes años que demostró que es un proyecto cansado, agotado y fracasado.

Salía en primer lugar el señor Osuna, alcalde de Mérida. Aquel que decía en un audio filtrado que mientras su partido gobernara la capital autonómica seguiría manteniendo su cortijo de enchufismo y borreguismo institucional. Y salía como ya es habitual en el partido sanchista con un tono amenazador y matón al mas puro estilo de Óscar Puente. Decía el señor Osuna que manifestarse u oponerse al gobierno suponía un ataque a la democracia y a las instituciones. Esta idea de que sólo la izquierda puede manifestarse y es la única defensora de la democracia recuerda mucho a ciertos regímenes dictatoriales de Sudamérica. No me pararé a nombrarlos, creo que los españoles ya sabemos en que liga juegan los socialistas españoles.

Sánchez vino a Extremadura con su habitual saco de promesas incumplidas

El Señor Vara hablaba después del alcalde emeritense y éste nuevo aprendiz de sanchista en tiempo récord hizo la metamorfosis. De aquel señor que decía que se iría del PSOE si se pactaba con los independentistas a fiel defensor de la amnistía. Aún no es capaz de encajar que los extremeños le retiraron la confianza y le mandaron a la oposición precisamente por callar y ser cómplice de todos los agravios a nuestra tierra.

Sánchez vino a Extremadura con su habitual saco de promesas incumplidas. El AVE ni está ni se le espera, la autovía Cáceres-Badajoz, la conexión con el levante o la mejora del aeropuerto de Badajoz siguen sobre maqueta y últimas en el orden de prioridades de los socialistas. Dicen que reeditarán un gobierno de progreso, un gobierno que ya indultó y ahora pretende amnistiar a golpistas, un gobierno que nos asfixia a impuestos y que acapara las instituciones, un gobierno que se dice feminista pero que ha reducido las penas de más de mil violadores y un gobierno que se dice progresista y que vela por los derechos pero que apoya (la cuota de Podemos y Sumar) a organizaciones terroristas como Hamás que asesinan, torturan y vulneran los derechos de miles de ciudadanos.

Muchos españoles no somos capaces de entender que tiene de progresista que se vaya a condonar la deuda de Cataluña mientras regiones como Extremadura quedan en el vagón de cola de un tren incendiado y que no va a ninguna parte. Muchos españoles no entendemos la foto de la indignidad de hace unos pocos días. Sánchez se reunía con Bildu pese a haber prometido en numerosas ocasiones que jamás pactaría ni se sentaría con ellos. Aquellos que se niegan a esclarecer cientos de atentados y que no condenaban el ataque a la tumba de Fernando Buesa.

El PSOE ya no defiende los intereses ni los derechos de los españoles, ha dejado de representar a las clases obreras y trabajadoras y ha pasado de ser socialista a ser sanchista. Un partido que ha perdido las elecciones generales y un líder que se sienta con aquellos con los que dijo que jamás lo haría para pactar cuestiones que hace pocos meses él mismo y sus ministros decían que no cabía en la constitución y para firmar la desigualdad entre españoles y la diferenciación entre ciudadanos de primera, de segunda y de tercera. Y los extremeños seguiremos sin tener las infraestructuras que merecemos y condenados a ser una isla rodeada de tierra.

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