Estado fallido

Con motivo de la catástrofe de la Dana, no son pocos los que, en estos días, han considerado que, ante la inacción del gobierno, España es un estado fallido.

Yo pienso que el tema es mucho más profundo. Lo que ha fallado, y viene fallando desde hace mucho tiempo, es nuestro sistema político. Por mucho que le llamemos democracia, el régimen por el que nos conducimos en España está muy lejos de ser una auténtica democracia.

Si el sistema permite que estén bajo la esfera del poder del presidente las principales instituciones del Estado como son la Fiscalía General del Estado, La Abogacía del Estado, El Tribunal de Cuentas, el Consejo de Estado, el CIS, la Agencia EFE, etc., estamos hablando de otra cosa muy diferente de la democracia.

Si a eso le añadimos que el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial son nombrados por los políticos, la famosa separación de poderes, y más concretamente la independencia del Poder Judicial, dejan de existir, y sin eso no hay democracia.

La democracia tiene que tener sus mecanismos de defensa para no permitir que las Cortes y el gobierno estén ocupados por incompetentes cuyo único objetivo es imponer su ideología, en este caso la marxista. Claro, de gobernar pensando en los ciudadanos y en el bien común, de eso ni hablamos.

El sistema se tiene que dotar también de controles para impedir que sus enemigos puedan formar parte de los órganos de representación, otorgándoles poder de decisión para destruir España, que es lo único que persiguen. Por supuesto me estoy refiriendo a los terroristas e independentistas, fundamentalmente.

Que España sea un Estado fallido es una consecuencia directa del actual sistema político, que permite tener un gobierno como este.

Sánchez y su camarilla tenían que haberse ido hace mucho tiempo, pero lo que están haciendo o, mejor dicho, lo que no están haciendo con esta catástrofe, no es para que se vayan es para pedirles responsabilidades, fundamentalmente penales, apartarles del gobierno y que no vuelvan a aparecer.

 Sánchez, lejos de haber tomado las medidas necesarias con carácter inmediato para ayudar al máximo a toda la población afectada por este desastre, ha aprovechado la ocasión (hay que ser miserable) para obtener rédito político intentando echar todo el barro al presidente de la C. Valenciana.

Hay tres hechos que demuestran de forma contundente que a éste lo único que le importan son sus intereses personales y políticos y los españoles que se las arreglen como puedan. Para esto no te necesitamos, vete y no aparezcas más.

1.- Al día siguiente de la DANA, con muchos muertos encima de la mesa, el Congreso decide suspender la sesión, excepto la votación del nuevo consejo de RTVE, evidentemente por iniciativa de Sánchez y sus acólitos. ¿Se puede tener mayor falta de respeto y desprecio por las víctimas? Claro, es mucho más importante nombrar el consejo de RTVE para mangonear bien la TV pública que remangarse y empezar a gestionar inmediatamente las ayudas a los afectados por una de las mayores catástrofes de la historia en España.

2.- No haber declarado el “estado de emergencia” en el minuto uno y no ponerse al frente de la coordinación enviando todas las ayudas necesarias. Aún hoy, después de 15 días, siguen faltando muchas manos y muchos medios. En una entrevista que se le hizo al Teniente General retirado Pedro Pitarch, declaró que el gobierno ha impedido que el Ejército cumpla con su función.

Por cierto, no han querido declarar el “estado de emergencia” para no asumir el mando (la responsabilidad sí la tienen), pero Marlaska ha publicado un decreto en el que sí habla del “estado de emergencia” para retrasar la jubilación del Mando Operativo de la Policía. Si es que es una golfada detrás de otra.

Luego se extraña de que le hayan recibido a palos en Paiporta. Bueno, era un comando de ultraderecha perfectamente organizado. Este todo lo arregla con la ultraderecha.

3.- Para seguir sacando tajada política, está intentando que las ayudas económicas para los afectados sean aprobadas en los presupuestos generales del Estado. En vez de acelerarlo al máximo para que les lleguen cuanto antes esas ayudas a los que lo están necesitando con urgencia, se inventa una triquiñuela para ver si, aprovechando tan magnífica ocasión, le aprueban los presupuestos. Una vez más, está poniendo todo su interés en las víctimas de la Dana. ¡Váyase, hombre!

Y luego tenemos el comodín del cambio climático, del que ha hablado largo y tendido en Bakú, a donde ha ido huyendo, de nuevo, para no estar en la sesión del Congreso de hoy y no dar explicaciones de la desastrosa gestión de la Dana.

No soy experto en la materia, pero son legión los científicos, algunos muy conocidos y reconocidos, que, reconociendo que cíclicamente existen variaciones climáticas, en esta ocasión la catástrofe no se debe al cambio climático sino a la falta de prevención por no haber acometido las obras e infraestructuras necesarias para evitar estos desastres, además de la pésima gestión de la catástrofe.