A nadie le pasa desapercibido la situación paupérrima del partido Ciudadanos, mi partido. Llevo meses sin escribir aquí, concretamente desde el 8 de marzo, por haber sido el candidato a la alcaldía de Colmenar Viejo. Los resultados han sido catastróficos en mi municipio y en el resto de España, salvo algún municipio pequeño. Pero hoy voy a contar lo que antes no me atrevía a decir por miedo a haber sido “depurado”, y voy a añadir lo vivido durante esta campaña electoral del 28M porque para mí ha sido relevante, asqueroso e indigno. No voy a continuar con la boca cerrada por que las direcciones del partido nos lo han quitado todo, hasta el miedo.
Muchos nos preguntamos por qué las acciones de muchos cargos públicos de Cs y de la dirección del partido llevan 6 años haciendo exactamente lo que más le conviene al Partido Popular. Como en el caso del CDS es cuestión de tiempo que se destape la verdad, pero entonces ya será tarde y a nadie le interesará. Analizaremos punto por punto las acciones.
La radicalización del cesarismo (2017).

Esta fue la primera acción que provocó el comienzo del derrumbe de la formación naranja. Cs era una formación política dura, firme, distinta a lo que había existido anteriormente. Incluso se seguía diferenciando mientras Podemos caía en la corrupción legalizada de ser como PP, PSOE e IU. La formación naranja no había entrado en ningún gobierno que no encabezase en 2015. Apoyó la investidura de manera responsable de muchos presidentes autonómicos, del mismo Rajoy también, pero siempre sin entrar en los gobiernos. A cambio conseguía transparencia, limpieza, eliminación de chiringuitos, despolitización de organismos y televisiones públicas, como el caso de Telemadrid. Incluso conseguía que rodasen cabezas en el PP y en el PSOE, como en el caso de Chaves, Griñán, Pedro Antonio Sánchez y Cifuentes.
De estos 4 dimitidos, solo Cifuentes, inexplicablemente, se ha librado de ser condenada. Tengo muchos amigos con estudios universitarios, incluso doctorados, pero todavía no conozco a nadie cercano que haya podido sacarse un título universitario sin pisar la universidad, ni acometer ninguna acción, trabajo o examen. Los otros 3 han sido condenados por tribunales de justicia españoles a varios años de condena por diversos delitos de corrupción. Las líneas rojas del partido liderado por Albert Rivera eran implacables. Había y hay una sensación generalizada de corrupción endémica por el antiguo TRICORRUPTISMO de PP, PSOE y IU. Cs generaba una confianza en el electorado, convenciendo a los votantes de que esa política limpia que vemos en el primer mundo, también podía ser posible en España.
El error de la IV Asamblea
Entonces llegó la IV Asamblea General de Ciudadanos. PP y PSOE, únicos supervivientes al cambio al multipartidismo, ya se estaban dando cuenta de lo que estaban perdiendo. Algunos cargos importantes suyos se estaban yendo a la formación naranjita deseando estar en una formación limpia, sin tacha de corrupción y esperando a ser valorados por sus capacidades, que en Ciudadanos tenían vía libre para acometer esos cambios tan necesarios para nuestro país, las comunidades autónomas y municipios. Otros de sus cargos tenían que desaparecer bajo esa nueva regla en España, de que los imputados por supuestos delitos corrupción tenían que dimitir, tal y como sucede en el primer mundo. El antiguo bipartidismo se desangraba en votos y tenía que hacer algo. La solución era corromper a Ciudadanos empezando por su núcleo duro.
La elección de compromisarios fue muy criticada pues hay un claro agujero de seguridad, y esto lo digo como informático. Cualquiera que tenga el censo de afiliados puede acceder a la mayoría de sus cuentas en el espacio naranja y actuar en su nombre de manera fraudulenta.
En Cs mientras, el liderazgo de Albert Rivera era completamente indudable. Las personas cercanas al presidente le hacían la pelota y le agradaban sin pestañear, pues veían como aquellos que no estaban completamente de acuerdo con Él, eran reemplazados por nuevos fichajes como Luis Garicano, Marcos de Quinto y Manuel Vals, todos ellos lejos de Cs actualmente. Los que se quedaban cerca de Albert, Fernando del Páramo, Inés Arrimadas, Fran Hervías y José Manuel Villegas, lo hacían siendo serviles al “César”, mientras otros perfiles como Francisco Igea, Félix Álvarez (Felisuco), Toni Roldán y Francisco de la Torre eran “sustituidos” o se les obligaba a refugiarse en parlamentos autonómicos, como en el caso de los 2 primeros.
Los nuevos estatutos
Tras esta asamblea los estatutos cambiaron. Las asambleas de las agrupaciones ya no podían elegir a sus candidatos en primarias, a no ser que tuviesen más de 400 afiliados, algo imposible salvo para las ciudades más grandes de España. Los afiliados perdieron el poder y lo ganó el “César” y los cercanos al “César”. Desde entonces, sólo Fran Hervías y su estructura elegían a los candidatos a la alcaldía como fue el caso de Colmenar Viejo. La excusa era que algunos cargos electos se habían transfugado. Con este argumento querían decirnos que la militancia elegía mal y que el partido elegiría bien.
Desde entonces, la política interna del partido cambió radicalmente. Desde febrero de 2014, fecha en la que yo me afilié, hasta esta asamblea, la política interna estaba protagonizada por los afiliados. Aquellos que querían llegar a ocupar algún cargo, tenían que tener en cuenta que serían sus propios compañeros de base quienes votarían por ellos. El apoyo de los cargos orgánicos era importante para tener el voto de aquellos que no te conocían, pero hubo casos de personas no oficialistas que salieron elegidos, como el caso de Miguel Ángel Redondo como número 2 de Villacís.
Desde esta asamblea general, era radicalmente diferente. Para llegar a ser candidato a algo en Cs, los elegidos tuvieron que agradar a la estructura de organización. Fran Hervías ostentaba el puesto más alto en la jerarquía. El miedo a no ser nada, a no contar se extendió en todo el censo de afiliados. Además existía la sensación generalizada de que había que ser muy guapo, sexualmente muy atractivo y tener al menos 2 carreras para ser algo en Cs. La antigüedad, la lealtad, y la capacidad de esfuerzo ya no contaban para nada. Yo recuerdo ese tiempo como uno de los peores.
El relato de las tres derechas (2018).

Hay gente como yo que pensamos que durante la presidencia de Rajoy, antes de la condena al PP por corrupción a título lucrativo, PP y PSOE se debieron reunir en un despacho oscuro y debieron acordar que Ciudadanos jamás debería gobernar España. Rajoy sabía que el PP podría recuperarse de un gobierno del PSOE, pero un gobierno liderado por Rivera podría hacer que lo sucedido en Francia se repitiese en España y que el viejo bipartidismo no superase el 7%, como sucede en el país galo. En Francia Nicolas Sarkozy ha acabado condenado, pero en España la corrupción es mucho más numerosa, tanto en casos como en cuantía. Eso podría provocar que el Bicorruptismo, no sólo perdiese el poder y su “modus vivendi”, sino que también podrían acabar en la cárcel muchos de ellos.
Ciudadanos siempre ha llevado en su programa la independencia del poder judicial, la ley de protección de denunciantes de corrupción y la responsabilidad patrimonial de los partidos de sus corruptos, para que paguen el dinero que los corruptos de sus listas roban. Esto en el PP y en el PSOE suena a herejía. ¿Se imaginan la combinación de jueces independientes, funcionarios sin miedo a denunciar, la responsabilidad patrimonial y todos los casos de corrupción pendientes y por salir? yo si. El resultado sería una España limpia, fructífera y solvente.
Rajoy de whiskys y el bolso de Soraya.
En mayo de 2018 saltaba la noticia de la condena al Partido Popular por uno de los cientos de casos de corrupción que tienen en la mochila los charranes. Albert Rivera estaba en máximos de popularidad y todas las encuestas le daban ganador en el caso de unas elecciones generales. Las encuestas daban a Cs un 29%, a PSOE un 21%, a Podemos casi un 20% a PP un 19% escaso que les convertían en cuarta fuerza. Los cimientos del bipartidismo flojeaban.
Pero ya conocemos la historia. El Rajoy que no ensuciaba pero tampoco limpiaba, prefirió a Pedro Sánchez como presidente antes de que lo fuese Rivera. Todo el mundo creía que Sánchez le clavaba la estocada al PP mientras Rajoy estaba de copas. El bolso de Soraya se convirtió en el coprotagonista de la moción de censura. Pero en realidad la estocada era para Ciudadanos.
El Sanchismo comenzó, con todas las mentiras de Sánchez la deriva que hoy conocemos. Rivera reaccionó con un discurso que ahora suena épico pero ya era tarde. El plan del Bicorruptismo para acabar con Ciudadanos ya estaba dando frutos.
La polarización, el asesino de partidos liberales.
Vox hizo su entrada en el panorama político en 2015 con alguna alcaldía y unos tantos concejales, pero discretamente. Sin embargo su líder, se fortalecía con un discurso duro y de extrema derecha. Pero sería en 2019 cuando multiplicaría sus cargos electos y conseguiría representación autonómica. Sánchez lo sabía y empezó a radicalizar su mensaje para cauterizar la sangría de votos a Cs. La estrategia era clara, hacer ver a todos los que se sintiesen, al menos un poco de izquierdas, que Cs era la derecha. Para eso empezó con conversaciones, pactos y acuerdos con el nacionalismo catalán y vasco. Estos pactos levantarían ampollas en el antinacionalismo de Ciudadanos, llegando a empujar a Cs a solo pactar con el Partido Popular.
Hay que reconocer que Sánchez ha sido un excelente estratega político y eso le ha mantenido como presidente desde el 1 de junio de 2018. Ya antes de ser presidente empezó a tener contactos con el entorno nacionalista con el fin de tener sus apoyos en el caso de una moción de censura o en unas elecciones generales. Sánchez ordenó a sus varones que siguiesen y repitiesen el relato de que “el problema catalán no se podía solucionar por vía judicial” y empezaron a confrontarse con Ciudadanos en todos los parlamentos autonómicos por esta misma causa.
Desde entonces Cs siempre ha sido visto como un partido de derechas y empezamos a perder a todos los votantes que nunca se sintieron de derechas. Sánchez pintó un lienzo del espectro político español, y en ese lienzo Cs estaba claramente a la derecha. La polarización ya estaba en marcha y empezaría a clavar los clavos del ataúd de Ciudadanos. En Ese momento Cs empezó una caída libre en las encuestas que todavía hoy no ha acabado.
Continuará….
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