La fiscalía general de Rusia ha anunciado hoy que ha abierto una causa penal contra Yevgeny Prigozhin, el líder del grupo militar privado Wagner, por incitar a la rebelión armada contra el gobierno ruso. Según la acusación, Prigozhin habría utilizado su influencia y sus recursos para financiar y organizar a grupos armados ilegales dentro de Rusia, con el objetivo de desestabilizar el orden constitucional y derrocar al presidente Vladimir Putin.
La fiscalía ha señalado que Prigozhin habría aprovechado su participación en el conflicto de Ucrania, donde sus mercenarios luchan contra las fuerzas ucranianas en la región oriental de Donbás, para reclutar y entrenar a combatientes leales a su causa.
Además, la fiscalía ha afirmado que Prigozhin habría mantenido contactos con organizaciones terroristas internacionales, como el Estado Islámico y Al Qaeda, para obtener apoyo logístico y financiero para sus planes subversivos.
La causa penal contra Prigozhin se basa en las pruebas recabadas por los servicios de seguridad rusos, que han realizado varios registros e incautaciones en las propiedades y oficinas del líder de Wagner, así como en los centros de reclutamiento que había abierto en varias ciudades rusas.
Prigozhin, que se encuentra actualmente en Ucrania al frente de sus mercenarios, ha negado las acusaciones y las ha calificado de una “campaña de difamación” orquestada por sus enemigos políticos.
En un mensaje de video difundido por sus medios afines, Prigozhin ha asegurado que su único objetivo es defender los intereses de Rusia y de su pueblo, y que no tiene ninguna intención de rebelarse contra el gobierno legítimo.
Prigozhin ha dicho que está dispuesto a comparecer ante la justicia rusa para demostrar su inocencia, pero solo si se le garantiza un juicio justo e imparcial.
Prigozhin ha sido sancionado por Estados Unidos y la Unión Europea por su implicación en la guerra de Siria, donde sus combatientes apoyaron al régimen de Bashar al Asad, y en la interferencia electoral rusa de 2016, donde habría financiado una campaña de desinformación y propaganda a través de las redes sociales.
También se le acusa de estar detrás de varias operaciones encubiertas y violentas en África, donde habría buscado obtener beneficios económicos y políticos a cambio de apoyar a líderes autoritarios o fomentar golpes de Estado.