Desaparece en el Atlántico un sumergible con cinco personas a bordo que viajaban a ver los restos del Titanic

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En la tarde este lunes, se perdió el contacto con un sumergible que transportaba a cinco personas, entre ellas dos turistas, a los restos del Titanic, el famoso transatlántico que se hundió en 1912 tras chocar con un iceberg. El sumergible, operado por la empresa OceanGate Expeditions, había partido desde Boston (EE.UU.) y se encontraba a unos 600 kilómetros de la costa de Newfoundland (Canadá), a una profundidad de 3.800 metros bajo la superficie marina.

La Guardia Costera de Boston inició una operación de búsqueda y rescate tras recibir una alerta de emergencia desde el sumergible. Según informaron fuentes oficiales, se movilizaron varios barcos y aviones para rastrear la zona donde se supone que se encontraba el aparato. Sin embargo, hasta el momento no se ha podido localizar ni establecer comunicación con el sumergible ni con sus ocupantes.

OceanGate Expeditions es una empresa que ofrece viajes de ocho días para acercarse a los restos del Titanic por 250.000 dólares. El sumergible desaparecido forma parte de su flota y tiene capacidad para seis personas: un piloto, un copiloto y cuatro pasajeros. La empresa no ha revelado la identidad ni la nacionalidad de las personas a bordo, pero ha confirmado que dos de ellas eran turistas que habían contratado el paquete turístico.

La empresa ha expresado su preocupación por la situación y ha asegurado que está “explorando y movilizando todas las opciones para traer a salvo a la tripulación”. Asimismo, ha agradecido la “amplia asistencia” brindada por distintas instituciones y compañías para “recuperar el contacto con el sumergible”.

El Titanic se hundió en la madrugada del 15 de abril de 1912 en su viaje inaugural desde Southampton (Reino Unido) a Nueva York (EE.UU.), causando la muerte de más de 1.500 personas. Los restos del pecio no fueron localizados hasta 1985 por una expedición franco-estadounidense liderada por el oceanógrafo Robert Ballard. Desde entonces, el lugar se ha convertido en un destino turístico y científico, aunque también en objeto de controversia por los riesgos de deterioro y expolio que implica su visita.

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