Ingenieros de Ucrania crean y producen las “botas arácnidas” contra minas antipersona

El enfoque principal de este desarrollo es apoyar las operaciones de desminado humanitario.

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En respuesta al aumento de amputaciones y heridas graves sufridas por los soldados ucranianos debido a las minas antipersona esparcidas profusamente en la línea del frente y en territorios anteriormente ocupados por Rusia, un grupo de ingenieros en Járkov ha diseñado y fabricado botas antiminas. Estas botas buscan reducir el impacto de las minas en los militares que enfrentan este peligro constante.

Miles de ucranianos han sufrido la pérdida de extremidades, principalmente pies, y han sufrido heridas graves al pisar minas de diversos tipos, incluyendo las conocidas como “mariposa”. La proliferación de estas minas ha convertido a Ucrania en uno de los países más minados del mundo.

Igor Yefimenko, responsable del Centro Ucraniano de Amortiguadores, señaló que las minas antipersona se han convertido en una amenaza significativa para los ucranianos que luchan por liberar las zonas ocupadas por Rusia. Para abordar este problema, su empresa, anteriormente dedicada a servicios de reparación de automóviles, comenzó a investigar soluciones para proteger a los militares de las consecuencias mortales de estas minas.

El equipo de ingenieros local estudió modelos previamente fabricados por empresas extranjeras y, mediante pruebas y ensayos, desarrollaron un nuevo diseño de bota conocido comúnmente como “bota araña” debido a su apariencia distintiva. Estas botas están fabricadas con plástico y materiales compuestos y se asemejan a una plataforma elevada con cuatro patas orientadas hacia afuera. Si un soldado pisa una mina con estas botas, se evita el contacto directo con el pie, reduciendo así la fuerza de la onda explosiva.

Es importante destacar que las botas no proporcionan una protección completa contra las explosiones, ya que la fuerza de la explosión aún puede causar lesiones en la pierna y fragmentos pueden penetrar en el cuerpo. Sin embargo, su principal ventaja radica en la prevención de la amputación de la extremidad, según explicó Yefimenko mientras mostraba un par de las botas utilizadas para pruebas.

El enfoque principal de este desarrollo es apoyar las operaciones de desminado humanitario. No obstante, desde que Ucrania inició su contraofensiva el verano pasado en el sur, la demanda por estas botas ha aumentado considerablemente, al igual que la producción.

“Nos llevó varias semanas crear el primer modelo. Actualmente fabricamos una decena al día y tenemos encargos para otras 300”, afirmó Yefimenko. Las botas se han convertido en un recurso esencial para diversos tipos de soldados, incluyendo zapadores, artilleros, equipos de asalto y operadores de drones, que las utilizan para cruzar campos minados de manera rápida, donde la velocidad es esencial para evitar ser detectados y evitar el fuego enemigo.

La certificación de las botas por el Ministerio de Defensa ha impulsado aún más la producción, y en la actualidad, varias impresoras 3D operan constantemente para fabricar los componentes que posteriormente se ensamblan y prueban.

Yefimenko considera que la mayor recompensa de este esfuerzo es saber que la producción de la empresa está teniendo un impacto positivo, y muestra un mensaje de agradecimiento de un zapador que recibió las botas justo antes de emprender una misión peligrosa. “Pisó una mina. Me he roto la pierna, pero todavía la tengo. Gracias”, reza el mensaje.

Este incansable trabajo ha mantenido ocupado a Yefimenko desde el inicio de la invasión, cuando se vio obligado a trasladar a su familia por razones de seguridad. Su determinación en apoyar la defensa de su ciudad y su país sigue siendo tan fuerte como cuando los tanques rusos se aproximaron a Járkov hace casi 18 meses.

Al despedirse, Yefimenko destacó la necesidad de recibir apoyo internacional en forma de aviones y tanques para combatir la amenaza rusa. “Sabemos qué hacer con ellos”, afirmó, subrayando su compromiso inquebrantable con la defensa de su ciudad y su nación.

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