Un análisis geoestratégico de Ucrania

11 minutos de lectura

Para empezar bien el año, hablemos del tema caliente de la actualidad: Ucrania.

Recibimos varias noticias: que el frente está estancado, que EEUU y Francia van a iniciar envíos de blindados ligeros, o que Rusia está empleando a presidiarios como mercenarios y usándolos como carne de cañón. Pero ¿qué implicaciones tiene esto para nuestro país? ¿debe España involucrarse más en el conflicto?

Primero un repaso del contexto. Dejando de lado la propaganda, es cierto que la tendencia no es favorable a Ucrania de cara a recuperar los territorios perdidos. Llevan meses con una clara desaceleración en cuanto a terreno recuperado se refiere, que ha sido de un 0,01% en diciembre del 2022. Si le sumamos la llegada al frente de las levas rusas movilizadas, que son soldados sin experiencia, pero muy numerosos, y las fortificaciones que están trazando los rusos, se complica que se produzca una ruptura del frente como las hechas anteriormente en Jersón o el este de Járkov.

No obstante, repasando los reportes de ataques de las tropas ucranianas, podemos ver que ha habido cruces en el Dniéper, tanto en la península de Kinburn, como más recientemente con la recuperación de la estratégica isla de Velikiy Potemkinsky. A esto hay que añadirle las noticias de que EEUU, Alemania y Francia van a entregar a Ucrania blindados ligeros (Bradley, Marder y AMX-10 RC respectivamente), con el detalle de que todas las versiones de los Bradley son anfibias, los Marder también tienen capacidades (menos desarrolladas) de vadeo y el AMX-10 es completamente anfibio. Y por último tenemos en cuenta que en los frentes terrestres del este de Ucrania (Bajmut entre otros) el ejército ucraniano está también concentrando sus esfuerzos en fortificar la línea, y no tanto en avanzar (salvo tal vez en Kremina). Vemos indicios que podrían sugerir que se está preparando un ataque ucraniano en el frente sur, esto es, el del río Dniéper.

Respecto a la idea de que Rusia está utilizando carne de cañón dentro del grupo Wagner, lo cierto es que se ha reportado que existen entre 35.000-40.000 presidiarios que ejercen como mercenarios de Wagner dentro de Ucrania. Esto es una maravilla para el Kremlin, pues les permite utilizarlos en operaciones suicidas, para ablandar defensas ucranianas y, de paso, concentrar más tropas ucranianas en estos frentes, desviándolas de otros sitios donde podrían pasar a la ofensiva. A mayores, les vacía la propia Rusia de “personal non grato”. Sin embargo, esto, que son buenas noticias para Rusia, también desvela su enorme debilidad para reclutar personal ruso, y sustituir sus bajas por tropas “regulares”.

Contadas las novedades, vayamos al grano: ¿cómo afecta esto a España? ¿qué postura debemos tomar, o decisiones promover?

Lo primero es muy simple: España no ha destacado, en absoluto, por su compromiso con la defensa de Ucrania, por mucho que la propaganda de la ministra de Defensa, Margarita Robles, diga lo contrario. Según la principal agencia de publicidad del gobierno, RTVE, en agosto de 2022, España había dedicado 54 Millones € en ayuda militar, ocupando el puesto nº 20 en cifras absolutas, por debajo de países como Polonia, Rep. Checa, Estonia, Letonia, Lituania, Grecia o Eslovaquia.
Si estos datos los extrapolamos al porcentaje del PIB, bajamos aún más, hasta el puesto n.º 27.

La decisión por parte de Alemania, Francia y EEUU de proporcionar los vehículos mencionados, abre una nueva etapa de colaboración con Ucrania, de la que España, como miembro tanto de OTAN como de UE, será difícil que escape. Es poco probable que nos pidan que colaboremos en ese sentido, pues no podríamos estar al nivel de los Bradley americanos; ni por parte de nuestros Pizarros ni, en el caso de blindados de ruedas, de los BMRs/VECs. Además, no tendría sentido que, aportando ya 3 potencias como Alemania, Francia y EEUU, nosotros pisásemos su aportación, con material de menor calidad.

Por contra, lo más probable es que nos veamos en la tesitura de que nos “animen” a aportar en otro sentido. Y aquí es donde se abren varias opciones, precisamente dependiendo de cómo se desarrolle el “supuesto” contraataque ucraniano, pues existen 3 posibilidades:

1- Que se produzca desde la península de Kinburn, y fuera reconquistando terreno hacia el este.

2- Que se lance un ataque contra la ciudad de Melitopol, ciudad logística, y que es un objetivo estratégico.

3- Que se lance un ataque hacia Mariupol, con la idea de reconquistar este icono, que sería un objetivo moral.

Es lógico pensar que, dependiendo de la decisión que se tome, las necesidades puedan ser completamente distintas, y lo que esperen los aliados de nosotros sea una cosa u otra. Lo que está claro es que, si estas potencias han ido un paso más allá en la relación de apoyo a Ucrania en esta guerra, más pronto que tarde nos buscarán las cosquillas para que nosotros demos un paso adelante también. De hecho, con las noticias sobre que Alemania está pensando desbloquear los envíos de Leopards, puede que nos busquen por ahí. Tenemos unos cuantos modelos bastante anticuados, pero que son excelentes piezas para la lucha contra carros rusos no avanzados, que suponen el grueso de los desplegados ahora mismo en Ucrania (T-62, T-64, T-72,…).

Así pues, desde la perspectiva geoestratégica, ¿qué nos compensa a España? ¿Apoyar a Ucrania hasta el final? ¿Enviar material de bajo coste, intentando cumplir solamente de cara a la galería? ¿Mantenernos de perfil, y perseguir una neutralidad?… o, incluso, ¿buscar algún beneficio con algún apoyo a Rusia?

No debemos olvidar que no contamos con el apoyo futuro de Rusia para nada: somos una democracia occidental, nos ven como a enemigos solo por esto. Y hay pruebas más que contundentes de que Rusia está detrás de muchos ciberataques contra industria o instituciones españolas, así como que han sido uno de los principales promotores del separatismo catalán. Sin embargo, también hay que ser conscientes de que:

1- No tenemos previsión de necesitar ayuda ucraniana en ningún aspecto en el corto/medio plazo.

2- Como hemos hablado anteriormente, no estamos al mismo nivel de medios que otras democracias occidentales (puede que nos persiga demasiado la idea de que el gasto en Defensa no vale para nada).

3- Además, España (que no Europa) ha aumentado la importación de gas natural licuado ruso en torno al 50%.

Nos duele mucho decir esto, pero hay que reconocer que nuestras capacidades, como hemos expresado anteriormente, son limitadas. Es muy posible que lo mejor sea seguir con la ayuda a Ucrania, pero apoyando a la población civil con alimentos o medicinas, apoyo a refugiados, y demás elementos de soft power. Puede parecer insignificante, pero no olvidemos algo que los liberales han defendido desde siempre: la especialización. Es mejor que los que no tengamos capacidades militares extremadamente potentes, nos centremos en prestar ayuda de otro tipo, que es igualmente necesaria, permitiendo que los que tienen una mayor industria militar puedan centrar sus capacidades en enviar armamento.

Geopolíticamente hablando, debemos apoyar discretamente a Ucrania, centrándonos en los asuntos en los que podamos aportar. Cooperar con las iniciativas de los países OTAN y UE, pero sin liderar ni hacer aspavientos. Si todos se mueven en una dirección, moverse… pero no los primeros.

Una forma más resumida de decirlo: hacer lo que hemos hecho los últimos 80 años, dejarnos llevar por el contexto, ser útiles en nuestras especialidades y asegurarnos de no pillarnos los dedos.

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