Carlos III mostró este viernes una imagen de cercanía y amabilidad al dar la mano y saludar personalmente a los cientos de admiradores que esperaban su llegada desde Escocia a las puertas del palacio londinense de Buckingham.
Vestido de traje oscuro, el primogénito de Isabel II y el príncipe Felipe intercambió palabras con la multitud, que le sonreía con afecto, y en algún momento entonó los primeros versos del himno nacional, que ha cambiado el vocablo reina por el de rey al implorar «God Save The King».
El rey, de 73 años, pasó un largo rato recorriendo las filas de simpatizantes situados detrás de las vallas, protegido de cerca por su equipo de seguridad.
Después repasó con Camila, la reina consorte, las flores depositadas en honor de su madre, fallecida el jueves a los 96 años en el castillo escocés de Balmoral.
Previamente, el nuevo rey de Inglaterra abandonó el castillo de Balmoral, en Escocia, para volar a Londres.
Carlos y su esposa, la ahora reina consorte Camila, salieron en la parte trasera de un vehículo de la residencia escocesa en la que ayer falleció su madre a los 96 años.
El nuevo monarca y su esposa pasaron la noche en el castillo y Carlos estuvo, según los medios locales, junto a su madre cuando esta murió después de haberse deteriorado su estado de salud.
Se espera que Carlos III se reúna con la dirigente tory, Liz Truss, así como con el conde mariscal, Edward Fitzalan-Howard, la persona encargada de preparar la proclamación y el funeral de su madre, a fin de aprobar el calendario programado para los próximos días. Por la tarde, Carlos se dirigirá a la nación por primera vez en un discurso televisado, en el que rendirá tributo a su madre y se comprometerá a ejercer sus funciones como nuevo soberano del país.
Para este sábado está prevista su proclamación oficial por el llamado Consejo de Ascensión, aunque su coronación podría todavía demorarse meses.