El primer ministro de Portugal, António Costa, presentó su dimisión el martes en respuesta a una investigación en curso que involucra a él y a varios miembros de su Gabinete por supuestas actividades corruptas, prevaricación y tráfico de influencias en relación con negocios relacionados con litio e hidrógeno.
El anuncio de la renuncia se hizo oficial en una declaración emitida desde el Palacio de Sào Bento, la residencia oficial de Costa, quien, sin embargo, afirmó que no había cometido actos ilícitos. En su intervención televisada, el líder socialista declaró: “En estas circunstancias, obviamente, presenté mi dimisión a su excelencia el presidente de la República”, agregando que el cargo de primer ministro no es compatible con la “sospecha de la práctica de cualquier acto criminal”.
La renuncia se produjo poco después de que se diera a conocer la noticia del registro de la residencia de Costa y la detención del jefe de su gabinete, el alcalde de Sines y dos administradores de su sociedad Start Campus. El jefe del Gobierno suspendió su agenda oficial para el día tras las órdenes de arresto emitidas por la Fiscalía portuguesa y los registros en su residencia.
“Durante estos casi ocho años, me dediqué en cuerpo y alma a servir a Portugal y a servir a los portugueses. Naturalmente, estaba dispuesto a cumplir el mandato que los portugueses me confiaron en esta legislatura”, comenzó Costa en su discurso. No solo concluye la legislatura antes de lo previsto, sino que su etapa como primer ministro llega a su fin. Costa aseguró que no se presentaría nuevamente como candidato a primer ministro, a pesar de tener la conciencia tranquila.
Además, se mostró “plenamente disponible para cooperar” con la justicia, reafirmando su total confianza en ella y en su funcionamiento, como siempre lo ha hecho a lo largo de su carrera política.