El enigma de Oriente Medio: Claves para entender el conflicto israelí-palestino

Part of Escalation in the Gaza Strip and Israel | OCHA (UN)
Part of Escalation in the Gaza Strip and Israel | OCHA (UN)

El conflicto israelí-palestino, un enfrentamiento enquistado que ha perdurado a lo largo del siglo XX y más allá, continúa siendo uno de los focos de tensión más significativos en el escenario internacional.

A finales del siglo XIX, en respuesta al creciente antisemitismo en Europa, surgió el movimiento sionista. Este movimiento abogaba por el establecimiento de una patria para el pueblo judío en Palestina. La emigración judía hacia Palestina se intensificó, especialmente tras los horrores del Holocausto Nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Con el aumento de la población judía en Palestina, surgieron tensiones y brotes de violencia entre las comunidades judía y árabe. En un intento de solución, las Naciones Unidas aprobaron la partición del Mandato Británico en Palestina en dos: una parte judía y una parte árabe. Esta decisión delineó el camino hacia la creación del Estado de Israel, que representaría el 55% del territorio y una población compuesta por judíos y árabes palestinos. El Estado árabe palestino ocuparía el 44% restante.

Mientras los judíos aceptaron el plan de partición, los árabes lo rechazaron, desencadenando una guerra civil en el Mandato. Esta guerra resultó en la expulsión y huida de una gran parte de la población palestina. El 14 de mayo de 1948, coincidiendo con la declaración de independencia de Israel, los Estados árabes vecinos declararon la guerra al nuevo estado de Israel, aunque finalmente fueron derrotados. Tras la guerra, Israel se negó a aceptar el retorno de los más de 700,000 refugiados palestinos, que desde entonces han vivido en condiciones precarias en campamentos y ciudades de varios países de la región.

El conflicto israelí-palestino ha enfrentado varios obstáculos para su resolución, incluyendo la delimitación de fronteras seguras, el control de Jerusalén, la cuestión de los asentamientos israelíes y el derecho de retorno de los refugiados palestinos. Además, otros factores como el reconocimiento mutuo, los derechos del agua, los actos de violencia, el terrorismo, la libertad de movimiento y los derechos humanos han contribuido a la complejidad del conflicto.

Graffiti pidiendo paz en la barrera de Cisjordania | Jasdeep-SH / COMMONS
Graffiti pidiendo paz en la barrera de Cisjordania | Jasdeep-SH / COMMONS

El conflicto israelí-palestino no solo divide a los dos pueblos en disputa, sino también a sus propias sociedades internamente. La violencia ha sido un rasgo distintivo del conflicto, con enfrentamientos que involucran a ejércitos regulares, grupos paramilitares, células terroristas y civiles inocentes de ambas partes.

El conflicto cuenta con la participación de importantes actores internacionales. Las conversaciones de paz implican al Gobierno de Israel y al Estado de Palestina, con mediación del Cuarteto sobre Oriente Medio, que reúne a enviados especiales de Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y las Naciones Unidas. La Liga Árabe también ha presentado un plan de paz alternativo, y Egipto, un miembro fundador de la Liga Árabe, ha desempeñado un papel históricamente significativo.

Desde la victoria de Hamás en las elecciones parlamentarias de 2006 y su control sobre la Franja de Gaza en 2007, Palestina se ha dividido en dos entidades, Fatah en Cisjordania y Hamás en Gaza. Esta división ha llevado al colapso del gobierno palestino y al bloqueo económico y comercial de Gaza por parte de Israel y Egipto, desencadenando una crisis humanitaria.

Desde 2011, Palestina ha obtenido cierto reconocimiento internacional, siendo aceptada en la UNESCO en 2011 y como Estado observador en la ONU en 2012. Además, ha recibido el apoyo de la Unión Europea. Este reconocimiento internacional ha llevado a Palestina a reconocer también a la Corte Penal Internacional.

En los últimos años, dos conflictos en Gaza, en 2014 y 2021, han causado un gran número de víctimas civiles, subrayando la urgente necesidad de encontrar una solución a largo plazo para el conflicto israelí-palestino.

Más allá de la política contemporánea, ambas partes apelan a fundamentos históricos para justificar sus derechos sobre el territorio en disputa. Israel busca su base en las raíces hebreas y en la promesa de la “tierra prometida”, mientras que los palestinos se basan en siglos de dominio musulmán y su conexión con la región.

El conflicto israelí-palestino sigue siendo una de las principales preocupaciones en la arena internacional, y las raíces históricas y las dinámicas actuales siguen siendo intrincadas y desafiantes. La resolución de este conflicto sigue siendo una prioridad para la paz en Oriente Medio y más allá.

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