El inicio del nuevo curso escolar en Burkina Faso se ha visto afectado por la inseguridad provocada por grupos yihadistas que han sembrado el caos en muchas partes del país desde 2015. Según Unicef, al menos una de cada cuatro escuelas no pudo abrir sus puertas, lo que ha dejado a aproximadamente un millón de niños sin la posibilidad de continuar con sus estudios.
“Es preocupante que tantos niños aún no puedan volver a la escuela debido a la violencia y la inseguridad, con tantas escuelas cerradas. Necesitamos poder seguir trabajando y garantizar que todos los niños de Burkina Faso tengan acceso a la educación”, ha expresado John Agbor, representante de Unicef en el país, en un comunicado.
A pesar de los desafíos, Unicef resalta que más de 3,8 millones de niños en Burkina Faso están matriculados en la escuela, incluso en las regiones afectadas por la violencia yihadista.
En los últimos años, varios grupos yihadistas, vinculados tanto a Al Qaeda como al Estado Islámico, han extendido su presencia, principalmente en el norte del país, donde constantemente atacan a la población local.
Además de la amenaza yihadista, Burkina Faso enfrentó dos golpes de Estado el año pasado, el 24 de enero y el 30 de septiembre, lo que generó descontento entre la población y el Ejército debido a los ataques terroristas que han desplazado a más de dos millones de personas.
Según datos de la ONU, el 58 % de las personas desplazadas de sus hogares debido al temor a la violencia son niños, lo que subraya la grave situación que enfrenta la infancia en Burkina Faso.
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