Por suerte, la compañía supo estar a la altura de las innovaciones y el avance tecnológico. Pese a empezar con paso firme su andadura en el sector, ese éxito repentino no les hizo dormirse en los laureles. Así, a medida que la industria avanzaba a un ritmo trepidante, la firma nipona hacía lo propio y se adaptaba a esta con una rapidez asombrosa.
A NES le siguió SNES, sistema conocido como «El Cerebro de la Bestia» por todo lo que era capaz de ofrecer. Con ella, la Gran N dio un salto hacia delante que potenció todas las propuestas en las que se encontraba inmersa. A esta le siguió Nintendo 64, un sistema no tan exitoso que, pese a su tibia recepción, acogió a dos títulos que son las bases de la industria actual: Super Mario 64 y The Legend of Zelda: Ocarina of Time
Con el paso de los años, la firma apostó por el minimalismo y la tecnología puntera con GameCube, una consola que no vendió tan bien como se esperaba. Sin embargo, esta decepción le sirvió para creer en Wii, una de las mayores revoluciones de la historia del sector. Por desgracia, volvió a tocar fondo con Wii U, una consola que, a la postre, sirvió como punto de inflexión para llegar a Nintendo Switch, la máquina en la que lo doméstico y lo portátil se daban la mano.
En este último terreno, de Game Boy se pasó a Game Boy Color, un pequeño avance que dio una nueva vida a las propuestas del sistema. De ahí se avanzó hasta Advance, un sistema tan querido como corto en el tiempo. Pese a su calidad, solo tardó unos años en dar el testigo a Nintendo DS, la mayor revolución portátil de la historia. Tras ella, Nintendo 3DS apareció en escena y, como ya sabréis a estas alturas, el testigo pasó a Nintendo Switch.