El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, se reunió hoy en Nueva York con su homólogo marroquí, Nasser Bourita, y anunciaron juntos la “normalización del tráfico de personas y mercancías por vía terrestre y marítima” a partir del próximo enero, además de la celebración de una Reunión de Alto Nivel en Rabat antes de fin de año.
Aunque aparentemente se referían al tráfico comercial con Ceuta y Melilla -únicas fronteras terrestres-, ninguno de los dos ministros mencionó por su nombre a las dos ciudades, reclamadas históricamente por Marruecos, en la reunión celebrada en la misión permanente marroquí ante la ONU. El ministro Albares dijo que ese paso de mercancías se haría “a través de los puestos aduaneros terrestres a lo largo del mes de enero”, lo que implicaría abrir oficinas de la Aduana, inexistentes en ambas ciudades (la de Melilla fue cerrada unilateralmente por Marruecos en 2018, y la de Ceuta nunca se abrió).
Preguntado específicamente al ministro Bourita sobre si se ha acordado la apertura de esas aduanas en esas dos ciudades españolas, esquivó la respuesta y se limitó a decir que ambos países trabajan juntos “por el retorno a la normalidad de forma eficaz, coordinada y rápida del paso de personas y mercancías por vía terrestre y marítima”. Aparte de esta cuestión, Albares se felicitó por el curso de las relaciones con Marruecos y puso dos ejemplos: las exportaciones españolas en el curso de 2022 han crecido un 30% con respecto al mismo periodo del año pasado, hasta totalizar 6.000 millones de dólares, y la entrada de inmigrantes irregulares se redujo en un 20% en España en los pasados cuatro meses en relación al verano anterior.
Aun así, los dos ministros acordaron reforzar la cooperación en la lucha contra el tráfico de personas, “en particular en la fachada atlántica”, dijo Albares, en referencia a la amplia cornisa atlántica que incluye también las costas del Sáhara Occidental controlado por Marruecos y desde donde se produce la entrada en las islas Canarias.
En palabras posteriores a esta reunión, Albares se refirió también a la situación con Argelia, con quien España tiene las relaciones congeladas, y descartó reunirse con su homólogo argelino -como lo hizo el año pasado- aprovechando la coincidencia de ambos en Nueva York para participar en la Asamblea General de la ONU. Solo dijo que España espera de Argelia “una relación basada en la amistad, el respeto mutuo y la no injerencia“, pero insistio en que esa relación debe ser igual que con cualquier vecino: “No queremos con Argelia nada distinto de lo que tenemos con otros vecinos”. “Trabajamos día a día para construir esa relación (…) España tiene la mano tendida” a Argelia, concluyó.