El exjefe de Seguridad en la circulación de Adif niega tener responsabilidad alguna en el descarrilamiento de Alvia en 2013

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Andrés Cortabitarte, en la tercera sesión del juicio por el accidente del tren Alvia| EFE

Andrés Cortabitarte, exjefe de Seguridad en la circulación de Adif y uno de los dos acusados por el descarrilamiento del Alvia en 2013, ha negado este jueves tener responsabilidad alguna en el accidente y ha descargado toda culpa en el maquinista Francisco José Garzón Amo.

Durante casi tres horas de interrogatorio, en el que ha respondido únicamente a las preguntas de su propio abogado y del Ministerio Fiscal, el exdirectivo del administrador ferroviario ha asegurado que la línea por la que circulaba el Alvia que descarriló era “segura”, por lo que el accidente no hubiese ocurrido si Francisco José Garzón, el conductor de aquel convoy, hubiese frenado a tiempo.

“La causa del accidente es el incumplimiento del maquinista”, ha resumido Cortabitarte, que cree que el detonante del descarrilamiento en la curva de A Grandeira fue la conversación telefónica de “100 segundos” que Garzón mantuvo con el interventor de a bordo, pues fue la que le hizo desorientarse y perder la consciencia del punto kilométrico en el que se encontraba y de donde debía reducir la velocidad.

El diseño y señalización de la curva en la que perdió el control cumplía, ha defendido Cortabitarte, con la normativa vigente en aquel momento y era una infraestructura concebida para que un tren pudiese pasar por ahí con una velocidad de entre 80 y 160 kilómetros por hora. Pero «lo que nadie puede prever es que un tren pudiera pasar a más de 160 kilómetros por hora. Ese es otro riesgo”, ha relatado en sala Cortabitarte.

El maquinista, además, ha hecho hincapié el excargo de Adif, frenó con un margen que sólo le permitió aminorar la marcha hasta los 179 kilómetros por hora, que no fue suficiente para evitar el impacto, aunque si lo hubiese hecho “cuatro segundos antes”, nada hubiese sucedido.

“Si hubiese frenado cuatro segundos antes no estamos aquí ahora; pero, sin embargo, estamos aquí por cuatro segundos”, ha insistido. Un retraso en la frenada que, según Cortabitarte, se produjo tras atender una llamada telefónica que no debía, al estar atravesando “el sitio más importante” de la línea, próximo a la estación de tren de la capital gallega.

“Eso es lo que es impensable, eso no puede hacerlo”, ha dicho Cortabitarte, e incluso “es ilegal” proceder como él, ha acentuado. Sí ha admitido Cortabitarte que si la vía hubiese contado con el sistema ERTMS el descarrilamiento no se hubiese producido, ya que no le “cabe la menor duda” de que es “más seguro circular con ERTMS que son ASFA”. Y, pese a que el ERTMS se había desconectado porque fallaba, entiende Cortabitarte que la experiencia y la formación del conductor del tren lo habían preparado para encarar esa curva de forma correcta como había hecho en anteriores ocasiones.

De este modo, este procesado ha descargado toda la responsabilidad sobre el conductor y ninguna en el administrador ferroviario, pues “la línea era cien por cien segura” y sin peculiaridades que hiciesen presagiar el fatídico accidente, máxime cuando “en la red general de vías hay 1.800 curvas con esas características o incluso peores”.

En todo caso, el que en ese momento era director de la seguridad en la circulación de Adif ha mantenido que por ostentar su cargo no le correspondía “el análisis de ningún riesgo” en la línea, de modo que por su rol se limitó a emitir un certificado sobre el trazado que, únicamente, era uno más de los ocho “necesarios” para la puesta en funcionamiento de la línea, autorizada por Fomento.

«La dirección de Seguridad lo único que hace en esta obra es certificar que en el control, mando y señalización se ha cumplido la normativa Cenelec. Solo certifica que se ha cumplido la normativa Cenelec», la que tiene como fin definir y establecer la metodología de cómo lograr los objetivos de un sistema ferroviario en términos de fiabilidad, disponibilidad y mantenimiento.

Según la versión de Cortabitarte, tampoco con la línea en funcionamiento existió “ningún tipo de alarma” sobre la peligrosidad de la curva, pues habían pasado 1.800 trenes por allí y Adif no tenía constancia de quejas al respecto.

Cortabitarte pudo expresarse sin la presencia del otro encausado, pues Garzón Amo no se desplazó hasta la Ciudad de la Cultura porque tiene gripe y además está exonerado de acudir al juicio, ya que la jueza permitió que uno y otro no tuviesen obligación de estar presentes en las sesiones de este juicio, que se extenderá durante nueve meses. Sí deben acudir a las conclusiones y los informes finales.

Las víctimas han rechazado los argumentos expuestos por Cortabitarte y, de entre los acusados, aprecian la existencia de “mayor responsabilidad” en el exdirectivo de Adif que en el maquinista del tren. Esperan que así lo refrenden los peritos. La vista se retomará el próximo día 25 con los primeros testigos.

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