En el único debate cara a cara previo a las elecciones generales, los candidatos Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo protagonizaron un encuentro intenso y poco propositivo, donde predominaron las continuas interrupciones. Sánchez, jefe del Ejecutivo, se enfrentó a un muro de hormigón en Feijóo, líder del Partido Popular (PP), quien resistió todos los ataques del presidente. Esta situación deja a Sánchez en desventaja y sin una de las estrategias clave para revertir los pronósticos de las encuestas a tan solo dos semanas de los comicios. Durante el debate, ambos candidatos se lanzaron reproches en relación a sus respectivos pactos con Vox y Bildu.
Feijóo sorprendió al abandonar su tono comedido de enfrentamientos anteriores en el Senado y logró intimidar a un Sánchez inquieto mediante una ofensiva total contra su gestión, sus pactos, sus “cesiones” a los independentistas y abertzales, así como las incógnitas en torno a su relación con Marruecos. A pesar de los intentos del jefe del Ejecutivo por mantener el control y lanzar acusaciones igualmente contundentes, no logró imponerse en el debate desde que Feijóo arremetió directamente contra él desde el primer bloque, centrado en la economía.
La economía y la recuperación social tras la crisis de la pandemia, seguida de la crisis inflacionista, se han convertido en uno de los principales temas de campaña para los socialistas, quienes acusan al PP de carecer de propuestas en este ámbito. Feijóo cuestionó cada uno de los datos presentados por Sánchez sobre el estado de la economía y se mantuvo firme desde el principio, desconcertando al candidato socialista. El líder del PP hizo hincapié en la situación de las economías domésticas, más allá de la macroeconomía, denunciando el aumento de los precios de los alimentos y las hipotecas, así como la falta de avances en políticas como la vivienda, a pesar de los más de cinco años de Sánchez en La Moncloa.
Sánchez se limitó a defenderse resaltando la creación de empleo de calidad y el crecimiento económico, aunque Feijóo puso en duda estos logros al referirse al endeudamiento. La tensión fue en aumento y alcanzó su punto máximo al inicio del segundo bloque, cuando Sánchez aprovechó para contrarrestar la imagen de moderación que Feijóo buscaba proyectar, acusándolo de abrir las puertas a formaciones “machistas”. En respuesta, Feijóo presentó una de sus propuestas estrella: un acuerdo para que gobierne la lista más votada, con el objetivo de retratar a Sánchez como responsable del bloqueo político en el país, recordando el famoso “no es no” hacia Mariano Rajoy en 2016.
Sosteniendo papel y bolígrafo, el líder de la oposición instó a Sánchez a firmar un documento donde se comprometieran mutuamente a permitir que gobierne el partido más votado en las próximas elecciones generales, evitando así depender de los extremos. Feijóo cuenta con una clara ventaja en las encuestas. Sin embargo, esta solicitud, repetida en numerosas ocasiones durante el debate, no obtuvo respuesta por parte de Sánchez.

A pesar de que desde el partido socialista se han intentado rebajar las expectativas en los últimos días, reconociendo la experiencia de Feijóo y evitando subestimarlo porque “sabe cómo manejarlo todo”, en este cara a cara depositaron todas sus esperanzas para cambiar el rumbo de las encuestas. La reacción del partido después del debate, acusando a Feijóo de “mentir en todos los bloques” y lamentando que “no se pueda debatir ideas y solo se pretenda embarrar el campo”, refleja cierto victimismo y un tono poco triunfalista. No obstante, los socialistas afirman oficialmente que “Pedro Sánchez ganó el debate y marcó el ritmo de la campaña“.
Fue solo en el último bloque cuando Sánchez mostró mayor seguridad y retomó el control del debate. En ese momento, mencionó el sueldo recibido por Feijóo como presidente del PP, sembrando dudas sobre sus ingresos. A modo de desafío, el candidato socialista afirmó que podría explicar hasta el último céntimo de su cuenta corriente, cada uno de sus viajes, y que en su teléfono móvil nunca encontrarían mensajes con delincuentes, como los que pudo haber tenido el señor Rajoy. Luego, Sánchez instó a Feijóo a publicar sus ingresos, salarios y sobresueldos.
Continuando con las insinuaciones sobre el candidato popular, Sánchez afirmó que pudo haber cometido errores, “pero soy un político limpio”. En el minuto de oro, Sánchez apeló al voto del miedo y al “túnel del tiempo” que, según él, amenaza al PP debido a sus pactos con Vox. Por su parte, Feijóo hizo hincapié en la necesidad de un “voto masivo” que impida que los “extremos” condicionen la gobernabilidad. “Los extremos saben bloquear, pero no saben gobernar”. Tras el debate, el PP se mostró totalmente seguro de su victoria.
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