El anuncio de que la ministra de Igualdad, Irene Montero, no formará parte de las listas de Sumar para las próximas elecciones generales ha provocado una crisis interna en la coalición de izquierdas que lidera la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Mientras que desde Podemos se acusa a Díaz de ceder a las presiones de los medios y las derechas para excluir a una figura clave del feminismo y del cambio político, desde Sumar se defiende la decisión como una forma de renovar el proyecto y diferenciarse de la gestión del Gobierno.
La polémica se desató el pasado jueves, cuando se filtró que Díaz había vetado a Montero para encabezar la lista por Madrid, ofreciéndole en su lugar el puesto número 12. Según fuentes de Podemos, se trataba de un intento de humillar y marginar a la ministra, que ha sido objeto de una campaña de desprestigio por parte de sectores conservadores y mediáticos por su ley del solo sí es sí, que endurece las penas por violencia sexual. Además, aseguran que Díaz también vetó a otros dirigentes morados como Pablo Echenique o Rafa Mayoral, lo que evidencia su voluntad de romper con el legado de Pablo Iglesias y alejarse de la izquierda transformadora.
El propio Iglesias salió en defensa de Montero en un artículo publicado en CTXT, en el que instó a Díaz a rectificar el veto porque “está decepcionando a demasiada gente” al “golpear así a una figura crucial de la izquierda y del feminismo”. El exvicepresidente del Gobierno acusó a Díaz de “no ser consciente del error político que comete” al asumir el papel de “ejecutora final de una violenta campaña orquestada desde los más siniestros aparatos de las derechas mediática, judicial y política”. Iglesias advirtió además de que con esta actitud Díaz está poniendo en riesgo las posibilidades de evitar un gobierno del PP y Vox, y le pidió que escuchara a quienes le están diciendo que rectifique.
Sin embargo, desde Sumar se niega que haya habido un veto a Montero o a cualquier otro miembro de Podemos, y se argumenta que la confección de las listas responde a criterios políticos y territoriales que buscan reflejar la pluralidad y la diversidad de la coalición. Fuentes cercanas a Díaz aseguran que la vicepresidenta tiene una buena relación personal y profesional con Montero, pero que considera que su presencia en las listas podría restar más votos que sumar, debido al desgaste que ha sufrido su imagen por los escándalos judiciales y mediáticos que la rodean. Además, sostienen que Sumar necesita renovar su discurso y su imagen para presentarse como una alternativa creíble y moderada al bipartidismo.
La tensión entre Podemos y Sumar se trasladó en los últimos meses también al Gobierno, donde ambos socios mantienen diferencias sobre cuestiones como la reforma laboral, la subida del salario mínimo o la ley trans. Aunque tanto Montero como Díaz han tratado de rebajar el tono del conflicto y han apelado a la unidad y al respeto mutuo, lo cierto es que el veto a Montero ha abierto una brecha difícil de cerrar entre las dos fuerzas políticas que conforman el espacio electoral de la izquierda. La pregunta ahora es si Podemos aceptará los puestos ofrecidos por Sumar o si optará por presentarse en solitario o con otras alianzas. El plazo para registrar las candidaturas finaliza el próximo lunes 19 de junio.