Solo el 23 % de los jóvenes españoles tiene un trabajo estable que le permite cubrir necesidades básicas como la vivienda, según un estudio realizado por Ayuda en Acción que apunta asimismo que el 40 % de las personas entre 15 y 29 años sufre “desventajas” que dificultan su integración en el mercado laboral.
De acuerdo con la primera edición del Índice de Transiciones en Desventaja (ITeD) de Ayuda en Acción, uno de cada tres jóvenes está “en transición” -intentando encontrar un trabajo satisfactorio- y casi la mitad (el 47 %) ni siquiera ha llegado a iniciar dicha transición.
“Es una emergencia de cocción lenta”, ha alertado en un encuentro con medios el director general de Ayuda en Acción, Fernando Mudarra, quien asegura que a los jóvenes les faltan “herramientas” con las que emprender una transición que nos los convierta en “mera mano de obra” o “trabajadores explotados”.
Entre otras fuentes estadísticas, como la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE), el estudio bebe de la Encuesta de transición educativa-formativa e inserción laboral (Etefil), de esa misma institución.
De acuerdo con Matías Figueroa, director del Programa Europa de Ayuda en Acción, la heterogeneidad de la juventud debe ser tenida en cuenta por las políticas públicas, ya que son estas “las que determinan que un niño pueda o no acceder a oportunidades”.
Así, señala que “la dificultad de la juventud en su transición al mercado laboral presenta causas estructurales: desigualdad, educación, división del trabajo y precariedad”.
Jóvenes con “una mochila bastante compleja”
Figueroa que en esas “transiciones en desventaja” influyen las condiciones socioeconómicas, la vulnerabilidad social, el absentismo y abandono escolar, el apoyo familiar o las propias condiciones del hogar de los niños y adolescentes.
Todo esto influye en la señalada cifra del 40 % de jóvenes con desventajas a la hora de enfrentar su transición a la emancipación, pues llegan con “una mochila bastante compleja” que las políticas públicas de educación, orientación, y formación pueden atenuar para equilibrar la balanza en el momento de la transición.
En este sentido, Figueroa señala que hay que “cambiar la retórica” en lo que se refiere al acceso de los jóvenes al mercado laboral y centrarse en cómo generar “más oportunidades y mayores certezas que favorezcan las condiciones para esa transición.
El informe de Ayuda en Acción insiste en la importancia de generar competencias entre los jóvenes, más aún en un momento donde la doble transición verde y digital requiere de nuevas competencias asociadas a nuevos empleos y a la pérdida de otros que quedan obsoletos.
“Estamos en riesgo de cargarnos una generación”, sentencia Mudarra, que conmina a “centrarse en los más vulnerables” dentro de la juventud para crear esas competencias en personas que no tienen acceso a ellas y generar la oportunidad de acceder a un empleo que permita completar con éxito la transición.