El modelo Bizum inspira a la banca europea para su mercado único de pagos

La transformación de los hábitos de consumo tras la pandemia de la COVID-19 ha agudizado el interés de los operadores financieros europeos en lanzar un mercado único de pagos electrónicos, una voluntad que muchos interpretan como un nuevo paso hacia la ansiada -y compleja- unión bancaria.

Como en ésta, no son pocos los obstáculos a los que se enfrenta el proyecto de pagos transfronterizos del futuro, una iniciativa surgida en Bruselas con el auspicio de los grandes bancos del Viejo Continente, que repiensa sus bases a raíz del éxito de iniciativas nacionales como la española Bizum.

La iniciativa de pagos en Europa

En julio de 2020, meses después del estallido de la crisis sanitaria, un grupo de 16 entidades representativas de cinco países -Bélgica, Francia, Alemania, Países Bajos y España- anunció la creación de la Iniciativa de Pagos Europea o EPI por sus siglas en inglés, responsable de implementar la iniciativa conjunta.

Su ambición era crear una innovadora solución paneuropea de pagos capaz de convertirse en un nuevo paradigma para los consumidores y vendedores europeos en todas las vías posibles, tanto para transacciones en tienda física y “online”, como para la retirada de efectivo u operaciones P2P o entre particulares.

“Las soluciones digitales de pagos están fragmentadas en Europa y los ciudadanos europeos siguen sin ser capaces de efectuarlos con independencia de donde estén”, explicaba la EPI en la nota de prensa de su presentación, en la que anunciaba que el sistema podría entrar en fase de operaciones para 2022.

Las marchas condicionan el proyecto

Según recuerda la EPI en su página web, el Banco Santander, CaixaBank, BBVA, Banco Sabadell, Bankinter, Unicaja Banco, Abanca, Kutxabank, Ibercaja, Caja de Ingenieros, Caja Rural, Grupo Cajamar y Cecabank formaban parte de la lista de socios fundadores del proyecto, que llegó a superar la treintena de entidades.

La ventana para unirse a la iniciativa quedaría abierta, en principio, hasta finales de 2020, para agentes del mercado europeo, desde bancos a proveedores de servicios.

Sin embargo, un cúmulo de circunstancias llevaron a varias entidades españolas, alemanas, finlandesas y polacas a apartarse, como ha reconocido recientemente la consejera delegada de la EPI, Martina Weimert, al medio especializado The Paypers.

“Las causas de sus bajas fueron varias. Para Finlandia y Polonia, la única explicación fue que sólo tenían un banco participante. En el caso de España, CaixaBank fue el primero que se salió. Creo que era demasiado complicado para ellos”, explicaba Weimert.

A tenor de su versión, la marcha de CaixaBank desencadenó una suerte de “efecto dominó” que propició la marcha de otras entidades españolas, pero también de DZ Bank, Commerzbank y HVB UniCredit, que “consideraron que podría ser complicado expedir una tarjeta europea que no funcionara en mercados importantes como España”.

Una nueva EPI

Este hecho llevó a la EPI a repensar sus planes y redefinir su objetivo para olvidar, definitivamente, la idea de crear un esquema de tarjeta europea y enfocarse en una solución instantánea de pagos cuenta a cuenta, a través de un monedero o “wallet” virtual.

El pasado 25 de febrero, trece accionistas ratificaron su apoyo al proyecto, convencidos del valor estratégico de una solución unificada de pagos capaz de favorecer al comercio.

Estas entidades son el Banco Santander, Crédit Mutuel, BNP Paribas, Crédit Agricole, Deutsche Bank, Deutscher Sparkassen-und Giroverband, Groupe BPCE, ING Bank, KBC Bank, La Banque Postale, Nets, Société Générale y Worldline.

El ‘Bizum’ europeo

Tras darse publicidad, el proyecto EPI ha sido bautizado en más de una ocasión como el “Bizum europeo”, en alusión a la solución de pago por móvil de la banca española, nacida en 2016.

La suma conjunta de las entidades participantes en Bizum ya representa una cuota de mercado de alrededor del 99 %, y sólo en el primer semestre de 2022 las compras “online” pagadas a través de este sistema, 6,1 millones de operaciones, superaron las realizadas durante todo el ejercicio anterior.

A fin de consolidar su posición, Bizum se unió el pasado 7 de junio a la Asociación Europea de Sistemas de Pago Móvil (Empsa, por sus siglas en inglés), que impulsa la creación de una cobertura europea completa de pagos móviles.

Desde su creación en 2019, el enfoque de Empsa, más técnico que el de la EPI, se ha basado en conectar a los líderes nacionales de pagos existentes para crear una soberanía europea sin tener que construir nuevas infraestructuras desde cero.

En concreto, su visión pretende permitir el pago móvil sin problemas en toda Europa al proporcionar soluciones de “roaming” entre los sistemas participantes.

La asociación está formada por 15 miembros de 16 mercados europeos, que representan a más de 90 millones de usuarios, más de un millón de comerciantes y cientos de bancos de la región.

Además de Bizum, integra la Empsa, entre otros, Bancomat Pay, el servicio digital ofrecido por la italiana Bancomat, que permite enviar y recibir dinero y pagar de forma simple, rápida y segura incluso a las Administraciones públicas adheridas.

También están la portuguesa SIBS; la suiza Twint, que integra a entidades como UBS, Credit Suisse, Raiffeisen y BCV; la noruega Vipps, desarrollada por DNB; y la sueca Swish, que comenzó en 2012 como una colaboración entre los seis mayores bancos del país, incluidos el Danske Bank y Nordea.

La red llega a otros países como Austria y Alemania (con Bluecode), Países Bajos (iDEAL), Bélgica (Bancontact Payconiq Company), Dinamarca y Finlandia (MobilePay), Eslovenia (Bankart) y Bosnia y Herzegovina (Bamcard).

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