Julio rompe récords: el mes más cálido de la historia según la OMM y Copernicus

Tras semanas de intensas olas de calor que se han propagado por distintos puntos del globo, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de Naciones Unidas y el observatorio europeo Copernicus han revelado datos alarmantes: julio está en camino de convertirse en el mes más caluroso jamás registrado.

Si esta tendencia se confirma, se superará el récord previo establecido en julio de 2019. Lo que hace esta situación aún más inquietante es que, según las instituciones, este calor sin precedentes podría remontarse a miles de años atrás.

El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, señaló contundentemente que “los extremos meteorológicos experimentados por millones de personas en julio son una dura realidad del cambio climático y un adelanto de lo que nos depara el futuro”.

Los efectos del calentamiento global debido a la actividad humana se han hecho evidentes en las últimas semanas: incendios devastadores en Grecia y Canadá, temperaturas extremas en el sur de Europa, África del Norte, Estados Unidos y partes de China, que también han sufrido el embate del tifón Doksuri.

Aunque algunas regiones de Europa están experimentando un verano inusualmente fresco, los científicos aseguran que este julio será “muy probablemente el mes más cálido jamás registrado”, y tal vez, “el mes más caliente de toda la historia”, según advierten la OMM y Copernicus.

Las tres primeras semanas de julio ya han sido las más calurosas jamás medidas, y las anomalías de temperatura reportadas por Copernicus, con datos que se remontan a 1940, son tan significativas que no es necesario esperar al final del mes para confirmar el récord.

Para obtener una perspectiva más amplia, el director del servicio climático de Copernicus (C3S), Carlo Buontempo, destacó que las mediciones paleoclimatológicas, basadas en el análisis de anillos de crecimiento de árboles y núcleos de hielo, sugieren que las temperaturas actuales son inéditas en la historia, incluso en los últimos miles de años, y posiblemente en un lapso mucho más largo, de alrededor de 100,000 años.

Recientemente, la red científica World Weather Attribution (WWA) concluyó que las recientes olas de calor en Europa y Estados Unidos habrían sido casi imposibles sin el efecto de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió que “la era del calentamiento global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global”, y destacó la urgencia de tomar medidas. Por otro lado, Jim Skea, presidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, instó a ofrecer a la humanidad herramientas positivas para enfrentar el cambio climático, evitando mensajes catastrofistas que generen un sentimiento de terror existencial.

El planeta ya ha experimentado un aumento de 1.2 °C en comparación con la era preindustrial, y se buscan medidas urgentes para limitar este incremento a no más de 1.5 °C, tal como estipula el Acuerdo de París de 2015. Entre ellas, algunos expertos proponen reducir la producción de combustibles fósiles en un 6% anual para alcanzar una reducción global del 40% para el año 2030, según Catherine Abreu de la organización no gubernamental Destination Zero.

Es importante tener en cuenta que estas cifras récord de temperaturas tienen consecuencias reales, como se vio en el verano europeo de 2022, que provocó una sobremortalidad de 60,000 personas en el continente debido al calor extremo.

El futuro del planeta está en juego, y el llamado es claro: la acción contra el cambio climático es urgente y necesaria para mitigar los efectos devastadores que ya estamos presenciando.

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